Todos los autores reflejan de forma diferente la época en la que vivieron, aunque compartan el mismo país. En esta lista encontrarás a cuatro de los mejores novelistas norteamericanos que abordaron su lengua, cultura y arte desde enfoques muy diversos.

1. Herman Melville

“Llámame Ismael” es probablemente una de las citas más conocidas de la historia de la literatura. Es la primera oraci��n de Moby Dick de Herman Melville. El autor nació en el seno de una familia adinerada en Nueva York en 1819 y murió ahí mismo a los 72 años.

Melville se inserta en el Renacimiento americano, un periodo artístico estadounidense que tuvo lugar entre 1830 y 1917. Estuvo caracterizado por una gran confianza y autoestima nacional, así como una fuerte identidad patriótica. Se consideraba que los norteamericanos eran los herederos de todo el refinamiento, sabiduría y humanismo de las culturas griega y romana. Además, aseguraban que eran el país más moderno y pudiente del mundo.

En literatura, los escritores buscaban un estilo único y diferenciador; mezclaban diferentes referencias de culturas clásicas y países extranjeros para demostrar lo enriquecedor de sus creaciones.

Esto se puede apreciar muy bien en Moby Dick, que narra precisamente la travesía marítima de Ismael, un joven estadounidense, que viaja en un barco ballenero, lleno de tripulantes de muy diversas nacionalidades. Dentro del libro se encuentran alegorías religiosas, filosóficas, científicas y políticas.

2. F. Scott Fitzgerald

Cuando pensamos en los años 20 en Estados Unidos, enseguida nos imaginamos fiestas despampanantes en mansiones gigantescas, mujeres y hombres vestidos con elegancia, tomando licor y bailando jazz. A F. Scott Fitzgerald le debemos la imagen que tenemos de esa maravillosa época.

Nació en Minnesota en 1896 y murió en Hollywood en 1940, como consecuencia del alcoholismo que tuvo desde joven. Fue gran amigo de Hemingway y ambos son los mayores exponentes de la Generación perdida.

Después de la Primera Guerra Mundial, hubo un gran estallido económico gracias al crecimiento poblacional, al desarrollo tecnológico y a las grandes migraciones. Las familias se enriquecían sin parar, las fiestas celebraban el estar vivos y todos se desesperaban por conocer esas nuevas culturas que habían llegado a su país.

Pero para Fitzgerald esto no fue motivo de alegría, sino de desestabilidad, por lo que, al igual que el resto de la Generación p��rdida, comenzó a buscar en Europa un poco de contención ante todos los excesos. La crítica a este estilo de vida y los estragos que causó en muchas personas que, como él, acallaban en el alcohol y la música una profunda depresión, se encuentra en El gran Gatsby. En ella retrata el auge del jazz y el art decó, a la vez que denuncia las agitaciones y excesos de la segunda década del siglo XX.

Por otro lado, en Suave es la noche también apreciarás, materializado en dos parejas, cómo el revuelo y la locura modernas destruyeron las bases tradicionales norteamericanas.

3. William Faulkner

William Faulkner nació en 1897, por lo que coincidió temporalmente con Scott Fitzgerald, pero sus literaturas no podrían ser más diferentes.

Faulkner nació, creció y murió en Mississippi, al sur de Estados Unidos, dentro de una familia tradicionalista apasionada por el lugar donde trabajaban y por su historia familiar. Ese mismo respeto por su pasado influyó a Faulkner por el resto de su vida y obra creativa.

Es considerado el fundador del Renacimiento del Sur, un movimiento literario caracterizado por enaltecer la cultura sureña estadounidense. El Sur siempre se ha comportado de forma distinta al resto del país, donde la sociedad estaba pasando por una apabullante transformación. Por su parte, el Sur siguió encarnando los valores tradicionales de los siglos pasados.

En todas las novelas de Faulkner, como El ruido y la furia, Mientras agonizo, ¡Absalón, Absalón!, puedes encontrar elementos sureños: la gran presencia negra, el clima, las costumbres, los prejuicios, la lengua. Este último punto es uno de los que hacen que su literatura sea tan compleja: buscó reproducir cada elemento diferenciador del habla y de la cosmovisión de los habitantes del Sur, por lo que desentrañar su estilo y técnica es todo un desafío.

4. J. D. Salinger

Desde joven, J. D. Salinger comenzó a publicar relatos, que constituyen la mayor parte de su creación, y no dejó de hacerlo incluso mientras peleaba en la Segunda Guerra Mundial y se dedicaba al contraespionaje en los años siguientes.

Fue reconocido por su escritura incluso antes de su participación en la guerra, pero el libro que realmente lo catapultó a la fama fue El guardián entre el centeno, su única novela. Obtuvo lo que todo escritor quiere en vida, pero Salinger no estuvo feliz con el reconocimiento del público. Decidió aislarse y dejar de publicar en 1965 y nunca volvió a aparecer en la vida pública hasta su muerte en 2010.

Es complicado ubicar al autor en un movimiento literario específico debido a la poca extensión de su obra. Pero algo que comparte con sus contemporáneos, como los beatniks, es la profunda desilusión ante la vida y la depresión característica de la posguerra.

El guardián entre el centeno es una novela de formación que narra el paso de la adolescencia a la adultez de Holden Caulfield, un joven que pone en tela de juicio y exhibe la hipocresía de la sociedad estadounidense. En la novela aborda las complicadas dinámicas sociales de Estados Unidos después de la Segunda Guerra Mundial.

En estos escritores estadounidenses encontrarás un retrato fiel de su contexto, pero también muchas propuestas estilísticas y artistas que siguen influyendo al resto del mundo.