La danza es algo que corre en los genes de todos nosotros. Sepamos bailar o no, es inevitable mover la cabeza o el pie al ritmo de la música. Nuestro gusto tiene una explicación. En esta nota te contamos sobre el origen de la danza y por qué nos gusta tanto.

Orígenes de la danza

El baile es algo instintivo y natural en los seres humanos. Los estudiosos consideran que la danza existe desde el surgimiento del Homo Sapiens, incluso antes de que otras formas de comunicación se desarrollaran. Los movimientos del cuerpo han servido históricamente para expresar emociones, hacer rituales, alabar personas, transmitir conocimiento e incluso curar.

La primera evidencia tangible de la existencia de la danza data de hace más o menos 9,000 años. En las pinturas de los Abrigos Rupestres de Bhimbetka en India se encuentran las representaciones más antiguas de figuras danzantes. Sin embargo, es importante tomar en cuenta que la danza, a diferencia de otras artes, no deja evidencia tangible a su paso, por lo que es incalculable la verdadera antigüedad del baile en el ser humano.

En cada cultura la danza se desarrolló de forma distinta y se transformó de la mano del avance de las sociedades. Lo que en un principio, sin excepción, tenía un propósito ritual y expresivo, terminó por convertirse también en una manifestación artística masiva. Fue así como, de la mano de la música, surgieron las artes escénicas.

Éste es sólo una breve explicación del origen del baile, si quieres aprender más del tema, te recomendamos leer Historia del ballet y de la danza moderna.

La danza en México

La historia de la danza en México se remonta a los pueblos originarios. Ellos utilizaban el baile en rituales religiosos, festividades, actos políticos y manifestaciones artísticas. Con la llegada de los españoles ocurrió lo mismo que con todas las demás manifestaciones del país: surgió una danza mestiza, una mezcla entre los bailes de los pueblos originarios, la tradición europea y los ritmos africanos de los esclavos.

La Independencia y la Revolución fueron dos eventos fundamentales para terminar de dar forma, en el siglo XX, a lo que conocemos como danza folclórica mexicana. Cada región, en la búsqueda de su identidad propia, creó su estilo único, íntimamente relacionado con la música típica. Las danzas son tan diversas como el baile de los viejitos, el son jarocho y el huapango.

Actualmente, además de los bailes folclóricos, también hay una gran influencia de otros tipos de artes escénicas. Entre las más populares en el país se encuentran la danza moderna, urbana y contemporánea.

El ballet clásico también tiene un largo recorrido en nuestro país. Esta danza surgió en el Renacimiento y llegó a México a través de los españoles. No tuvo un gran desarrollo hasta 1932, cuando se fundó la Escuela de Danza de México, dirigida y fuertemente impulsada por Nellie Campobello, quien logró que se profesionalizara este arte.

¿Por qué nos gusta la danza?

Nuestro gusto por bailar surge en un primer momento de nuestros instintos más primitivos. El esfuerzo físico y rítmico genera endorfinas, y el contacto con otras personas crea comunidad; ambas son sensaciones que nos dan satisfacción y seguridad. La danza también es un medio de comunicación común en toda la humanidad, por lo que a través de ella se envían mensajes sin tener que compartir la misma lengua.

Pero no sólo nos gusta movernos nosotros, también quedamos fascinados al ir a ver a un ballet profesional al teatro, o al acercarnos a las tarimas en las que zapatean los danzantes folclóricos. Esto tiene que ver con el placer compartido de admirar el mismo evento en comunidad, así como de presenciar manifestaciones artísticas, que siempre resuenan con nuestro interior.

No importa qué tipo de danza sea, este arte despierta en todos las mismas reacciones: emoción, adrenalina y admiración. El baile conjunta el placer del esfuerzo físico con el de la delicadeza artística. Te invitamos a aprender más de su historia y te animes a practicarla tú mismo.