Ésta es la gran pregunta que nos hacemos cuando pedimos recomendaciones fuera de El mundo de Sofía: ¿Con qué obras de Platón comienzo a leer filosofía? Pues he aquí una lista que te será de mucha utilidad, sea que tengas un trabajo pendiente sobre él, o simplemente por el gusto de saber quién era Sócrates, quién Platón y por qué escribió tantos diálogos que son piedra de toque de la filosofía en Occidente.

La invención del diálogo socrático

Para Sócrates la filosofía se realizaba a partir de un ejercicio de diálogo entre dos o más personas que consistía en partir de una pregunta y responderla, o de una afirmación y cuestionarla. Su continuo ejercicio ponía en duda una respuesta provisional hasta llegar a una más satisfactoria o, de plano, no llegar a ninguna pero concluir con la sensación de haber disipado errores en el pensar. Este procedimiento, de acuerdo con Sócrates, se denominaba mayéutica o, como podría traducirse en español chusco: parir verdades.

No obstante, para Sócrates, la filosofía tenía que hacerse al calor de la conversación, no a partir de la escritura, pues mientras que la primera forma era la esencia viva del ejercicio filosófico, la segunda no puede replicar o dialogar con quien la está leyendo.

De esta manera, y como si encontrase un punto medio, su alumno más avezado, Platón, desarrolló los diálogos socráticos: una escritura que conservara la forma de la conversación y la vitalidad de la filosofía.

1. El periodo socrático o de juventud

La Apología de Sócrates es el primer texto platónico que cualquiera debiera de leer de entre los múltiples de su autor, y esto se debe a dos razones:

  1. En términos históricos, marca un antes y un después para Platón debido al desencanto con la democracia ateniense que llevó a Sócrates a beber la cicuta. Es decir, se convierte en un sisma para la Grecia antigua y para la filosofía posterior a él.
  2. Relata los últimos momentos de la vida de Sócrates, pero más allá de convertirse sólo en testimonio, se convierte en una reproducción de la defensa que el propio Sócrates realizó frente a los cargos que se le presentaban de “corruptor de la juventud” a través de su ejercicio de la filosofía.

Este diálogo pertenece al llamado periodo socrático o de juventud, en el que Platón expresa de manera clara la postura ética y política del Sócrates histórico antes de convertirlo en una figura literaria que dominaría el resto de su obra y que se volvería el portavoz del propio pensamiento de Platón, como veremos más adelante.

De este periodo, existen otros diálogos enfocados en las cuestiones relativas a la virtud y la justicia, como el Critón, también recomendado para completar el problema iniciado con la Apología.

2. El periodo de transición

Como todo alumno que comienza a emanciparse de las enseñanzas de su maestro, a Platón se le considera tener una época de transición (sugerida por Carlos García Gual, entre otros) en la que es perceptible aún las enseñanzas del viejo Sócrates, pero también la introducción de la famosa teoría de la reminiscencia. Ésta puede encontrarse en el diálogo Crátilo, el cual trata sobre la naturaleza del lenguaje y su relación con las cosas que nombra.

La teoría de la reminiscencia se convertiría para Platón en una forma de introducir posteriormente su teoría de las Ideas. Es decir, la primera propone que “conocer es recordar”, ya que el conocimiento verdadero debe referir a algo anterior a nosotros, algo intangible (no físico) e inteligible (perceptible por la mente). Habiendo transitado por la Apología y el Crátilo, estaríamos dando paso al Platón que todo mundo conoce: el de su periodo de madurez.

3. La madurez de Platón

En el siglo XX, el matemático y filósofo inglés Alfred N. Whitehead soltó la siguiente sentencia: “Toda la historia de la filosofía occidental no es sino una serie de notas a pie de página a los diálogos de Platón”. Si bien la frase es reduccionista, nos puede dar una idea de la importancia, principalmente, de los diálogos de madurez que veremos a continuación.

La teoría del alma inmortal

Es en el Fedón donde las llamadas teorías de la reminiscencia y de las ideas cobran una mayor relevancia al referirnos al alma. Ésta, de acuerdo con Platón, proviene de un espacio donde los conceptos en sí mismos y el arquetipo de las cosas son previos a sus representaciones materiales. Al provenir de un espacio eterno, que no cambia, el alma sólo padece las modificaciones de la corporalidad.

En resumen, para Platón hay una dualidad ontológica o del ser: la inmaterial y eterna (superior), y la material y mutable (inferior).

La teoría del amor

En consonancia con la teoría de las ideas, el diálogo conocido como Banquete representa una doble lección tomando como tema el amor: el único bueno es aquel que se da intelectivamente (ya que es el alma la que juega un papel crucial y no el cuerpo) y cuya práctica habla de la virtud de cada persona.

La equivalencia entre alma/amor/Bien es explícita en este texto y de ella heredamos el denominado amor platónico, aunque entendido más bien por la inalcanzabilidad de la persona amada y de su idealización, que por practicar un amor intelectual con ella.

La teoría de la república ideal

Como comenté al inicio, la muerte de Sócrates causó una gran conmoción en Platón al grado de desencantarse de la democracia ateniense. El resultado de experiencias personales con la política (tanto de consejero en Siracusa como de ciudadano de Atenas), llevaron al filósofo a proponer un estado lo más funcional posible. De ahí surge La República.

El legado de este diálogo recae en varios aspectos: 1) es una de las primeras representaciones de las utopías políticas que harían eco en el Renacimiento (como la de Tomás Moro); 2) propondría la figura del filósofo-rey para establecer la equivalencia entre sabiduría/Bien/liderazgo; y 3) recordaríamos uno de sus famosos mitos: el de la caverna del conocimiento.

Periodo de vejez

Personalmente, uno de los periodos más complejos en la escritura platónica debido a la dificultad de los temas que trata: de nuevo política, pero también retórica, cosmogonía y ontología. De este último, el Parménides es el diálogo que se lleva las palmas por lo intrincado de la exposición sobre el ser y el no ser.

Para esta última etapa es altamente conveniente haber caminado al menos por la de transición y de madurez, pues no es una lectura recomendada para gente que no esté familiarizada con Platón en específico.

Creo que no está de más mencionar que Platón escribió cerca de 30 diálogos. Pero si tu intención no es convertirte en especialista, las recomendaciones que aquí te dejo son más que suficientes para tener un panorama general de la filosofía platónica. Sobre todo, y eso lo notarás conforme lo leas, resonarán en ti varios de los puntos que mencioné debido a que su influencia llegó a través de cierta institucionalización del dogma cristiano, el cual permea en la cultura latinoamericana aún.

Por último, no le temas a la filosofía, pues su lectura e interpretación es un ejercicio continuo que requiere tanto de tiempo para reflexionar como tiempo para conversar con otros. Tu camino con Platón apenas comienza y de recorrerlo, créeme, te sentirás orgulloso.