Los niños ya están de regreso en la escuela y en su primer mes de clases se enfrentarán con una de las festividades más importantes de México: la celebración del inicio de la Independencia. Dependiendo de su grado escolar, tendrán más o menos conocimientos de qué pasó en la Noche de Independencia, pero lo más probable es que su interés por escuchar las campanadas se base más en la comida deliciosa que se prepara ese día, en que no tiene que ir a la escuela y en los trajes típicos con los que muchas personas se visten. A lo que surgen las siguientes preguntas: ¿Cómo se puede enseñar historia de México a los hijos sin los mitos y patriotismo tantas veces difundido en las aulas de los colegios? ¿Cómo hacerlos apasionarse por el pasado para que sepan que ellos también pueden construir historia en el presente?

La historia en la educación primaria

La materia de Historia en las primarias es percibida por los niños más bien como otra hora aburrida del día. Una en la que son bombardeados de datos de personas de hace muchísimo tiempo, que aparentemente nunca tuvieron nada que ver con ellos y mucho menos influyen en su presente. De acuerdo con la doctora en Historia Susana Sosenski, los estudiantes no están motivados a estudiar Historia y toman esta materia con poca seriedad debido a la falta de empatía con los personajes y los hechos (algo así como la falta de empatía con personajes de películas o series con los que no se sienten identificados).

Lo que representa el 15 y el 16 de septiembre para los niños es un convivio y descanso de clases.

Moctezuma fue un gobernante del pueblo mexica que peleó en innumerables guerras; durante el virreinato en México, existió un hervidero de intelectuales que escribieron poemas que los niños no entienden; y durante la Revolución, personas muy valientes y fuertes pelearon por el fin de la opresión en la que vivían. ¿En qué aspectos de esta línea temporal un niño puede crear empatía? Parecería que la historia está construida por adultos y sólo es entendida por éstos. Sin embargo, la realidad es que los niños siempre han tenido una capacidad asombrosa para participar y transformar la sociedad. 

Colección: Así era la vida en…

La colección de historia para niños de Larousse Así era la vida en… se inserta en las peticiones más recientes de los académicos de transformar el conocimiento histórico en una actividad más lúdica para las infancias. Dividida en los periodos históricos más importantes de México (el mundo prehispánico, el virreinato, la guerra de Independencia, la Revolución, el Porfiriato y el México moderno), la colección contiene todos los conocimientos necesarios para ampliar la información que los hijos reciben en la escuela. De la mano de la autora especialista en educación Rosa Luisa Guerra Vargas, los niños conocerán no sólo los datos duros de la historia en México, sino que crearán una relación cercana con sus protagonistas, quienes son planteados como los seres humanos que fueron: iban de compras, cometieron errores, trabajaban en otras áreas que no tenían nada que ver con la guerra, se enfermaban y visitaban al doctor. Los niños seguirán aprendiendo por el resto de su vida los logros, batallas y muertes de los personajes históricos. Sin embargo, lo que más necesitan durante la infancia es acercarse de forma personal a los agentes de la historia para que ellos se reconozcan como una parte fundamental de la construcción del futuro. La participación de los hijos en la historia empezará el día que, en vez de reconocer que es la celebración de la Independencia porque no tiene que ir a la escuela, recuerde las cualidades de Josefa Ortiz de Domínguez y de Miguel Hidalgo que siempre ha llevado en su interior.