Los clásicos son esas historias que han acompañado a la humanidad muchas veces desde hace cientos de años. Por esto, tienen sus propias complejidades incluso para nosotros los adultos, ¿qué podemos hacer para acercar a nuestros hijos a las obras clásicas, que entiendan y disfruten? Aquí te daremos algunas guías.

¿Por qué leer los clásicos?

En primer lugar, resulta importante conocer qué es lo que vuelve a un libro un clásico. Para empezar, está la popularidad y la permanencia en el tiempo. Son esos libros que se han editado cientos de veces en diversos países e incluso lenguas y que hasta la fecha seguimos leyendo como La Ilíada y La Odisea. Por otro lado, están las obras que cambiaron la historia de la literatura, como la primera novela modernista, la primera novela por entregas, el primer libro de vampiros o de detectives como El Quijote, El conde de Montecristo o Drácula. Finalmente, se encuentran los libros que son clásicos por decisiones políticas y educativas de cada región.

Pero ¿por qué leerlos? Aquí hay varios puntos, como la importancia cultural. No cabe duda de que buena parte de la historia de la humanidad se puede explicar a través de su literatura. Sólo basta pensar en La Odisea, un libro que puede ser que jamás hayamos leído, pero conocemos varios de los periplos por los que pasó Ulises.

Acercar a los niños a estas obras nos da la oportunidad de permearlos desde pequeños de la historia de la cultura y del mundo. Los niños tienen la oportunidad perfecta de enfrentarse por primera vez a las obras sin prejuicios. Cuando un niño lee Romeo y Julieta no lo hace con la carga de pensar que le tiene que gustar por ser Shakespeare, que es la historia de amor por excelencia y que al final todo es una tragedia. Tiene la oportunidad de dialogar con el libro como si fuera cualquier otro, despojándolo de presiones o ideas ajenas.

Dificultades de los libros clásicos

Hay algo en común entre todos los ejemplos mencionados: la dificultad. ¿Cómo hacer que un niño entienda los versos de La Ilíada? ¿De verdad existe alguna forma de que comprenda todos los niveles simbólicos de La Divina Comedia?

Los clásicos, tanto por el tiempo lejano en el que fueron escritos, como por haber sido creados en otras culturas y sociedades, tienen elementos muy ajenos a nosotros, mucho más para los niños.

La extensión es uno de los principales problemas. Muchas obras clásicas tienen varios cientos de páginas y tomos. Además, están los arcaísmos y las palabras muy complejas. Los niños adquieren poco a poco su bagaje léxico, es demasiado ambicioso pedirles que conozcan latinismos o galicismos para comprender traducciones destinadas más bien a adultos.

También está la barrera de los géneros, cada uno tiene su propia dificultad, puede ser que el teatro les resulte ajeno a los pequeños con todas sus acotaciones, personajes y cambios de escena.

Y finalmente, están las temáticas. La literatura clásica no fue escrita muchas veces para niños, por lo que contiene escenas violentas, sexuales, y de tópicos que todavía no están preparados cognitivamente para conocer. Entonces, ¿qué hacer?

Estrategias para que los niños lean los clásicos

Afortunadamente, existen varias estrategias y materiales para que los niños puedan acercarse a los clásicos sin sufrir por no entender muchas palabras ni que nosotros tengamos el temor de que se topen con escenas no aptas para ellos.

Un primer paso es buscar clásicos de la literatura infantil que desde un principio hayan sido escritos para ellos. Éste es el caso, por ejemplo, de algunas historias clásicas de los Hermanos Grimm (aun así, te recomendamos revisar la versión del libro para asegurarte de que es apropiada para niños) o de historias entrañables para varias generaciones de infantes, como Peter Pan.

Si quieres que se vinculen con obras clásicas de la literatura universal, lo mejor es buscar ediciones ilustradas y adaptadas. Existen especialistas que se dedican a reescribir estos libros, conservando el valor original, pero simplificando el léxico. Además, hay ediciones hermosas donde los ilustradores dejan volar su imaginación para complementar los textos y darle mayor atractivo y profundidad para los niños. Gracias a eso, podrán leer libros de aventuras como La vuelta al mundo en 80 días y De la Tierra a la Luna de Julio Verne, fragmentos muy divertidos y lúdicos del Quijote e incluso novelas realistas españolas del nivel de Misericordia de Benito Pérez Galdós.

Es así como nuestra mayor recomendación es que confíes en las ediciones adaptadas que publican con dedicación las editoriales, que están seguras también del gran valor de la lectura de los clásicos para los niños. Acercarlos a estas creaciones también es la mejor oportunidad de adentrarlos en el mundo de su cultura.