Todos conocemos a Matthew Perry por su papel de Chandler, uno de los protagonistas de la serie Friends que hemos visto todas las generaciones desde su lanzamiento en la década de los noventa.

A finales de 2022, Perry publicó su libro de memorias Amigos, amantes y aquello tan terrible donde narra sus vivencias alrededor de la fama y las adicciones.

El componente psicológico

Algo que Matthew Perry deja claro durante todo su libro es que su propensión al alcoholismo y al consumo de drogas no se detonó cuando la fama llegó a su vida; en realidad, era un peso con el que ya cargaba tanto genéticamente por parte de su padre, como psicológicamente por su crianza.

El principal elemento alrededor del cual gira el sufrimiento del actor es el sentimiento de abandono que lo ha acompañado desde el divorcio de sus padres y que nunca ha podido desaparecer.

Este abandono es el que intentó llenar, durante su adolescencia, al emborracharse y olvidarse del dolor que sent��a constantemente. Aún como menor de edad, el acceso al alcohol se facilitó al ser contratado para actuar y tener la oportunidad de alejarse de sus padres y convivir en un ambiente de fiesta y adultos.

Es decir, que la tendencia de Perry hacia las adicciones se vio estimulada en un contexto lleno de alcohol y excesos como lo es el mundo de la actuación en Hollywood.

El vacío de la fama

Este vacío emocional que intentaba llenar con alcohol, no representaba todavía un problema grave de salud: nadie lo hubiera enviado a rehabilitación por su consumo en ese momento, como sí lo ha estado cientos de veces después.

Matthew Perry creía que cuando la fama llegara, ese hueco desaparecería y no volvería a necesitar beber para animarse a hacer las cosas ni para olvidar su constante sensación de estar a punto del abandono.

Sin embargo, cuando Friends y la fama le abrieron las puertas, se encontró con que el vacío no se iba y que toda la atención conllevaba también una serie innumerable de consecuencias negativas: ser acosado en la calle, perder toda intimidad y, sobre todo, querer satisfacer constantemente a la audiencia.

Este último punto es muy importante para profundizar la relación entre la fama y las adicciones. Matthew Perry explica que sentía una angustia indescriptible cuando los chistes que hacía no causaban risas (filmaban Friends con una audiencia en vivo). Esta preocupación generaba que, ya fuera del estudio, tomara medicamentos que aliviaran sus dolores emocionales, así como bebidas que lo hicieran olvidarse de todo.

La fama y las adicciones

Gracias a la fama de personas que están luchando contra las adicciones, se puede trazar un claro camino en sus recuperaciones y recaídas. Matthew Perry declara que sus cambios de peso durante toda la serie se debían a qué era adicto, en ese momento, a las drogas y al alcohol.

Sin embargo, sus colegas nunca se dieron cuenta del problema que tenía y ni siquiera imaginaron que estuviera pasando por desintoxicaciones constantes o problemas médicos que eran consecuencia de su consumo desmedido.

Esto último es una muestra de cómo la fama genera que muchas personas conozcan el exterior de los artistas, pero que realmente no sepan cuáles son sus problemas internos. Gracias a libros como Amigos, amantes y aquello tan terrible, se puede concientizar sobre las adicciones y cómo son propiciadas por la fama.