Por mucho tiempo, el problema del hábito de lectura en el hacer diario de la y el mexicano se expresaba desde el desinterés, y siempre en un contraste con el extranjero, siendo Finlandia la medida favorita para la crítica. Hoy en día, la mera pregunta puede desatar los ya avivados fuegos del clasicismo, en tanto que la visión del fenómeno no se limita a una crítica de la rutina de la persona mexicana, sino a un conglomerado de fenómenos que engendran su contexto. La sentencia “México no lee” comienza a cuestionarse a sí misma: ¿Por qué no?, ¿se tiene tiempo para la lectura?, ¿se tiene la economía para sustentar este hábito? 

Datos y respuestas 

En abril de 2021, el INEGI compartió resultados que indican la falta de tiempo como el primer obstáculo entre las y los mexicanas y la lectura, siendo aproximadamente la mitad de encuestados quienes respondieron de esta forma (43.9%); mientras que la falta de interés cayó en segundo lugar, y el interés en otras actividades en tercero. Sólo el 2% indica no leer por motivos económicos.   ¿Entonces regresamos al paradigma de que México no lee porque no quiere? La complejidad del fenómeno requiere decir que no. La falta de interés y preferencia por otras actividades, sumadas, proporcionan un 31.9% de las respuestas, por lo que otro de los elementos a evaluar es la actitud de los y las mexicanas frente a la lectura. Es decir, cabría preguntarnos qué significa leer en este país.  

Diferentes percepciones: programas de lectura y fomento de ésta 

En México, se dice, estudia quien quiere, pues un oficio o comercio suele en muchos casos ser más redituable que una profesión. El hábito de la lectura se inserta, entonces, dentro de las prácticas de crianza; su modificación, por ende, incluye cambios de hábitos familiares que, como indicamos con anterioridad, están sujetos a las exigencias sociopolíticas del momento, por un lado, y al fomento de la lectura y sus espacios de práctica, por el otro.  Según la UNESCO, México ocupa un penúltimo lugar en consumo de lectura. Entonces, si gran parte de esta problemática tiene sus raíces en los programas de lectura, es la sociedad misma quien puede colaborar para su solución. Una posible respuesta sería exigiendo programas sociales que incluyan la rehabilitación de bibliotecas, la implementación de éstas en comunidades que no las tenían y cambiar la idea de que sólo se lee si se ha leído un libro.   Por eso mismo, dentro del mismo comunicado de INEGI de abril de 2021 se indica también cómo la lectura ha cobrado mucha mayor relevancia dentro de los medios digitales. Los periódicos y revistas se leen en su mayoría en este formato y sus publicaciones destacan como las preferidas por el pueblo mexicano dentro de sus materiales de lectura. Tan sólo basta pensar en el momento en el que estás leyendo este artículo y las posibilidades de leer más aún dando clic en este enlace o en este otro.