Isaac Asimov (1920-1992) es conocido como uno de los grandes autores de la ciencia ficción. Su nombre evoca universos con futuros tan cautivadores como inquietantes, con robots humanizados, viajes en el tiempo, civilizaciones al borde del colapso y más escenarios "imposibles" que ponen en tela de juicio la naturaleza humana. Sin embargo, entre sus muchas facetas tuvo una poco conocida, pero igualmente interesante: el relato policiaco, el cual se dedicó a explorar con maestría en Cuentos de los Viudos Negros, publicados por primera vez en 1974.

De la ciencia ficción a lo Noir

La fascinación que Asimov sentía por las historias de misterio y los rompecabezas lógicos encontró en el relato policiaco el género ideal para construir historias con enigmas que desafían tanto a sus personajes como a sus lectores. Sin abandonar el estilo especulativo que caracteriza a su obra, en Cuentos de los Viudos Negros el estadounidense se sumergió en el universo de la novela negra con paso firme, dejando en claro que su talento iba más allá de la ciencia ficción y la divulgación científica.

Como género, el relato policiaco encarna el equilibrio misterio y solución, donde se busca la resolución de casos criminales que presentan verdaderos retos para el lector, quien tiene acceso a una serie de pistas para desentrañar el enigma antes de que sea revelado por el autor, si se presta la suficiente atención. Como maestro de la claridad y el razonamiento, Isaac Asimov exploró con maestría el género, sin recurrir a soluciones arbitrarias, sino con una lógica aplastante donde cada detalle cuenta.

¿De qué tratan los Cuentos de los Viudos Negros?

Inspirado en un club de hombres llamado "arañas tramperas" (TDS), quienes se reunían una vez al mes para conversar, Asimov idea un escenario ideal para desarrollar la trama de Cuentos de los Viudos Negros, donde los personajes también se reúnen de forma mensual para charlar y cenar, pero con una diferencia clave: resolver un misterio. Los casos varían, pero siempre asisten los seis principales integrantes: un abogado, un experto en lenguaje cifrado, un pintor, un químico, un profesor de matemáticas, un poeta y un escritor de novelas policiacas, a quienes se suman el camarero y un invitado en cada reunión.

Cada integrante aporta sus teorías mientras saborean sus platillos, como si la comida fuera metáfora del deleite que produce la deducción de los casos. Sin embargo, es Henry, el discreto camarero, quien casi siempre sorprende con su inesperada intervención, donde casi como no queriendo la cosa logra dar luz a lo que parecía un caso sin resolución, con una sorprendente agudeza mental y una lógica impecable.

Son 12 los relatos que conforman Cuentos de los Viudos Negros. Cada uno comienza con la llegada de un invitado al club, quien comparte el caso que pondrá a prueba la agudeza mental de los presentes.

Y aunque cada uno tiene su propio encanto, hay algunos cuentos que destacan por sus brillantes premisas y resoluciones. "Q de Quimera" es uno de ellos. Aquí tenemos como invitado de la noche a Arthur Trent, un coleccionista de sellos o filatelista, quien cuenta que compró un sello considerado único en su claro, pero que luego se ve atormentado por la posibilidad de que sea una falsificación. Será tarea de todos desentrañar el misterio para determinar si el sello es auténtico o no, y lo sabremos de una manera tan simple como inesperada, como suele ocurrir en los relatos de este libro.

En "Una verdad que decir", un hombre de negocios llamado Ralph Ottur acude al club para exponer el caso que le ha robado el sueño y ha puesto en duda su reputación, ya que las evidencias lo señalan como el principal sospechoso de un delito relacionado con el mal uso de un conjunto de llaves en su trabajo, una situación donde vemos cómo las verdades a medias pueden llegar a ser tan dañinas como las mentiras directas.

En "¿Miss qué?", Asimov mezcla la intriga y el humor al presentarnos el caso de Mortimer Stellar, un periodista que se empeña en descifrar un telegrama de una persona influyente, el cual parece una frase sin sentido, pero que ocultaría un mensaje revelador sobre las verdaderas intenciones del remitente. Este relato juega con las 'trampas' del lenguaje, donde una sola palabra puede contener varios sentidos y podríamos advertir, recordando a Heráclito, que "arriba es abajo". Pero también es una muestra más del ingenio de Henry, capaz de esclarecer los enigmas con una claridad que ningún otro miembro del club de Viudos Negros puede presumir.

Recepción de los relatos policiacos de Asimov

Cuando Cuentos de los Viudos Negros salió a la luz, tuvo opiniones encontradas entre lectores y críticos, quienes admiraban la ciencia ficción de Asimov, y en su lugar encontraron estos relatos que carecían de ese elemento. Sin embargo, los aficionados al género policiaco apreciaron su destreza para construir enigmas y su respeto por las reglas del misterio clásico. Con el tiempo, esta colección se ha ganado un lugar especial en el corazón de muchos lectores.

Aunque menos conocidas, las historias de Cuentos de los Viudos Negros representan una ventana a una de las facetas menos conocidas del maestro de la ciencia ficción, y una verdadera joya para quienes están dispuestos a explorar más allá de los mundos futuristas que habitaron sus historias más emblemáticas, pero con algo que persiste en ambos casos: la pasión por el ingenio y una inexorable lógica llevada hasta sus últimas consecuencias.