Hubo un hombre cuya extraordinaria imaginación creó un modelo de sí mismo para acceder al futuro de gloria para el que sabía que estaba destinado, pero la realidad se encargó de desbaratar esa ilusión. Ese hombre se llamaba Jay Gatsby. Pocos libros son ventanas tan claras de generaciones enteras, estilos de vida y cultura popular como El gran Gatsby de F. Scott Fitzgerald. Publicada en 1925, esta novela es un relato de ambición, amor y tragedia, en el escenario del lujo, el exceso y la efervescencia de los años 20.

El esplendor de la mansión de Gatsby, las flappers con sus vestidos de flecos y los ritmos vibrantes del jazz se han convertido en íconos culturales, reinterpretados una y otra vez en la pantalla grande, en pasarelas, y en las tendencias que aún hoy evocan esa sensación de lujo y decadencia. A continuación, exploraremos cómo el brillo de El gran Gatsby sigue iluminando nuestra imaginación casi un siglo después.

La locura de los años 20

Los años 20 fueron una época de cambios radicales en la sociedad estadounidense, marcados por el auge económico, la prohibición del alcohol y la explosión del jazz como un nuevo género musical que simbolizaba la libertad y el hedonismo. Fitzgerald captura esta atmósfera con un mundo lleno de fiestas opulentas, excesos y una moda que reflejaba la búsqueda de libertad y modernidad.

La estética de El gran Gatsby está profundamente arraigada en los elementos visuales de los años 20. Desde la imponente mansión de Jay Gatsby, inspirada en las construcciones de Long Island de las que el escritor era vecino hacia 1922; hasta los elegantes vestuarios de los personajes, extraídos directamente de la imagen de las flappers, Fitzgerald crea un mundo visual que ha sido fuente de inspiración para diseñadores, cineastas y artistas de diversas disciplinas. La novela evoca un sentido de lujo y sofisticación que ha sido reinterpretado en múltiples ocasiones, siempre manteniendo viva la esencia de la época como en los estilos old money y new money.

Elegancia y lujo en El gran Gatsby

La moda en El gran Gatsby es un reflejo directo del estilo de vida opulento y desenfrenado de los personajes. Los vestidos de flapper, las largas perlas y los trajes elegantes que lucen personajes como Daisy Buchanan y Jay Gatsby capturan perfectamente la esencia de la década de 1920, un período de prosperidad y cambio social.

Los vestidos de flapper, caracterizados por su corte recto y sus flecos, simbolizan la liberación de la mujer, que durante esa época comenzó a romper con las convenciones tradicionales. Las flappers no sólo adoptaron un estilo de vestir más cómodo y moderno, sino que también fueron pioneras en un nuevo tipo de feminidad más independiente.

Asimismo, el corte de pelo bob, a menudo combinado con ondas al agua, simboliza la modernidad y la rebeldía de las mujeres de esa época. Este estilo se ha convertido en sinónimo de la década de 1920 y ha resurgido en múltiples ocasiones, especialmente durante eventos temáticos inspirados en El gran Gatsby.

Los trajes de Jay Gatsby, impecablemente cortados y a menudo acompañados por camisas de colores suaves y corbatas de seda, representan la opulencia y el deseo de ascender en la escala social. Este estilo ha tenido tal impacto en la moda masculina, con reinterpretaciones modernas que aparecen en desfiles de moda y campañas publicitarias. Todos estos elementos han sido recreados en innumerables ocasiones, tanto en eventos formales como en disfraces inspirados en la novela.

Glamour visual

El gran Gatsby ha sido adaptado al cine en varias ocasiones, y cada una de estas versiones ha contribuido a fortalecer la imagen de la novela como un ícono cultural. Una de las adaptaciones más significativas llegó en 1974, dirigida por Jack Clayton y protagonizada por Robert Redford y Mia Farrow. Esta versión es recordada por su dirección artística y su vestuario, que capturaron con precisión el esplendor de la década de 1920.

Sin embargo, fue la adaptación de 2013, dirigida por Baz Luhrmann y protagonizada por Leonardo DiCaprio y Carey Mulligan, la que revitalizó el interés por la estética Gatsby. Luhrmann, conocido por su estilo visual extravagante, fusionó el jazz de los años 20 con música moderna, creando un ambiente vibrante y atemporal. El vestuario, diseñado por Catherine Martin, recibió el Oscar por su meticulosa recreación de la moda de la época, con un toque contemporáneo. Esta película reintrodujo a El gran Gatsby en la cultura popular e inspiró una nueva ola de interés por la moda y el estilo de vida de los años 20.

Exceso al ritmo de jazz

La música juega un papel crucial en El gran Gatsby, tanto en la novela como en sus adaptaciones cinematográficas. La década de 1920, conocida como la Era del Jazz, fue testigo de una de las revoluciones más importantes de este género musical, que se convirtió en la banda sonora de una generación en busca de libertad y diversión.

En la adaptación de 2013, la banda sonora, que incluye canciones de artistas contemporáneos como Jay-Z, Beyoncé y Lana Del Rey, fusiona el jazz clásico con ritmos modernos, creando un puente entre el pasado y el presente en el que el nihilismo brillante es la norma. Dicha combinación puso en evidencia la atemporalidad de El gran Gatsby que además de retratar una generación desenfrenada, contrasta el lujo y el exceso con la decadencia del concepto del sueño americano.