Hoy en día votar nos parece la acción más normal del mundo. Lo único que necesitas es tu identificación y acudir a las urnas. Pero esto no siempre fue así, no para todos. La historia del derecho al voto de las mujeres en México es muy reciente y aquí te contaremos cómo sucedió.

Antecedentes

El 3 de julio de 1955 las mujeres mexicanas votaron por primera vez en una elección federal. Lograr este derecho no fue una lucha de un par de años, ni siquiera de unas pocas décadas, sino que fue largo camino en el que las mujeres nunca se rindieron.

El antecedente más lejano se encuentra en Violetas del Anáhuac. Fue el primer periódico feminista en México escrito completamente por periodistas mujeres. Antes ya existían algunas revistas y periódicos que trataban sobre temas de la mujer, pero todos desde la pluma y punto de vista machista de los hombres. En 1887 se publicó en Violetas del Anáhuac la demanda pública de que los hombres y las mujeres fueran iguales en la sociedad y en lo civil, incluyendo aquí el derecho al voto.

Este reclamo quedó sólo en papel hasta el estallido de la Revolución mexicana en 1910, donde participaron miles de mujeres tanto desde la trinchera del hogar, como tomando las armas al lado de los hombres. Así surgió un grupo de mujeres revolucionarias llamado Las Hijas del Cuauhtémoc, fundado por la periodista Dolores Jiménez y Muro, que difundió entre las compañeras la conciencia de reclamar derechos e igualdad frente a los hombres, quienes sólo las trataban y veían como madres de los hijos y las personas que los atendían en la casa, y no como personas iguales a ellos. Respecto a este tema, te recomendamos leer Mujeres indígenas en defensa de la tierra de Aimé Tapia González para conocer más sobre los mecanismos de las luchas feministas dentro de las comunidades.

El 13 de enero de 1916 tuvo lugar el Primer Congreso Feminista en México. En la ciudad de Mérida, Yucatán (estado pionero en los derechos de las mujeres), se reunieron 620 congresistas para reflexionar alrededor de la condición de la mujer en el país. El resultado de esta congregación fue que en la Constitución de 1917 se reconociera la emancipación de las mujeres a los 21 años y se les permitiera el acceso a la educación normal, incluida la superior.

Además, se dejaron abiertas preguntas respecto al futuro de los derechos, entre ellos la posibilidad de que las mujeres ejercieran cargos públicos y, por supuesto, pudieran elegir a sus representantes a través del voto. Sin embargo, estos últimos puntos serían abordados hasta varios años después. Esto se debe sin duda a la relación íntima entre el poder, la política y la sexualidad. Un clásico feminista que aborda este tema es Política sexual de Kate Millet.

En 1945, la Alianza Nacional Femenina pactó una reunión con el candidato a la presidencia Miguel Alemán Valdez para que garantizara una mayor participación política de la mujer. Él accedió y lo cumplió en 1947, pero con la condición de que aseguraran la reproducción de la familia, atendieran el hogar, fueran esposas abnegadas y hacendosas, entre otros muchos preceptos machistas y misóginos. Sin embargo, este avance fue muy importante para la época y las mujeres comenzaron a participar más de la política e incluso llegaron a ocupar cargos como delegadas.

El derecho de las mujeres al voto

Amalia Castillo Ledón y Margarita García Flores recorrieron todo el país reuniendo mujeres que representaran a cada estado para que el 6 de abril de 1952 asistieran a la Asamblea Nacional Femenil en el parque Deportivo 18 de marzo. El objetivo de esta congregación era acordar con el entonces candidato a la presidencia Adolfo Ruiz Cortines el reconocimiento de las mujeres como ciudadanas plenas con derecho a ejercer el voto. Se recaudaron 500 mil firmas de todo el país, y a la asamblea asistieron más de 20 mil mujeres.

Ruiz Cortines se comprometió a hacer cumplir estos acuerdos y en el 17 de octubre de 1953 se publicó en el Diario Oficial de la Nación el derecho de la mujer al sufragio universal, además de su derecho a ser votadas para ocupar cargos públicos.

Finalmente, el 3 de julio de 1955 las mujeres mexicanas votaron por primera vez por diputados federales. México se convirtió en el último país en Latinoamérica en garantizar el derecho al voto de la mujer, con una distancia de más de 50 años con Nueva Zelanda, que en 1902 se convirtió en la primera nación en la que las mujeres pudieron votar.

El panorama de hoy

Ya han pasado setenta años desde que se promulgó el derecho al sufragio para las mujeres. ¿Qué ha pasado durante todas estas décadas en el mundo de la política mexicana? Las mujeres hemos tenido la posibilidad de ser elegidas para ocupar cargos políticos, a la vez que nadie nos impide ir a votar en época de elecciones.

Sin embargo, todavía queda un largo camino por recorrer. En muy pocos cargos públicos hay el mismo porcentaje de mujeres y hombres (como es el caso de las senadoras y los diputadas federales), mientras que en la mayoría de los demás puestos la minoría de las mujeres es avasalladora: sólo 18.18% de las miembros de la Suprema Corte de Justicia y 25.90% de las presidencias municipales. A nivel mundial, un número limitado de mujeres han sido presidentas de su país y México no está incluido en esa lista.

Siempre es la ocasión ideal para reflexionar en torno a los derechos de la mujer, sus verdaderos alcances y todo lo que nos queda por hacer. Si te interesa aprender más de esto, te invitamos a conocer la colección Feminismos de Cátedra, donde podrás encontrar muchísimos ensayos valiosos e interesantes al respecto.