“Basura y aburrimiento. Inútil”

Estas fueron las palabras con la que la editorial londinense Faber & Faber describió a la que hoy en día se considera una de las mejores novelas del siglo XX.

A pesar de que la editorial la rechazó inicialmente, El señor de las moscas de William Golding (premio Nobel 1983) recibió una segunda oportunidad, y tras algunas sesiones de edición y un muy necesario cambio de título, la novela fue finalmente publicada el 18 de septiembre de 1954.

Tienen que saber que el argumento de esta obra es brillante en su simplicidad. El avión de un grupo de estudiantes de una academia militar se estrella en una isla desierta. En consecuencia, la tropa de jóvenes (niños de entre 6 y 12 años) se las tiene que arreglar para sobrevivir, a pesar de contar con pocas herramientas y nada de supervisión adulta. Pero las aguas se ponen turbias cuando se forman dos bandos: aquellos que buscan establecer una especie de civilización mientras esperan ansiosamente un rescate, y los que pronto caen en una espiral de caos y salvajismo, al encontrarse en un mundo sin consecuencias.

Al no existir reglas ni figuras de autoridad en la isla, Golding explora el choque de dos naturalezas que existen dentro de los seres humanos. Por un lado, está su impulso por construir una sociedad civilizada, mientras que por otro encontramos los instintos primitivos y violentos, latentes en lo profundo de cada persona.

Las distintas caras del hombre

El señor de las moscas es una historia sobre lo frágil que es nuestro mundo civilizado. Golding eligió tener a un grupo de niños como sus protagonistas ya que, al tener una menor experiencia de vida, sería más creíble que las cadenas que los atan a las normas de nuestra sociedad fueran mucho más fáciles de romper.

Así también los protagonistas representan una faceta distinta del ser humano y el papel que juegan en mantener o destruir nuestro mundo civilizado. Al centro del conflicto encontramos la rivalidad entre dos de los chicos mayores del grupo: Ralph, un joven carismático, racional y el líder electo del grupo, y Jack, un muchacho celoso del puesto de Ralph, quien está dispuesto a utilizar la violencia para atraer al resto de los chicos de su lado.

Entre ambos se encuentran Piggy, quien en la novela representa la voz de la razón, Simón, un chico quien pronto hace de la isla su hogar al estar en sintonía con la naturaleza, y Roger, el sádico muchacho que actúa como la mano derecha de Jack.

Personajes bien construidos pueden marcar la diferencia entre una historia que sabe transmitir su mensaje y una que no. Como un estudio sobre la naturaleza humana, a lo largo de la novela vemos las diferentes maneras en las que los niños resisten o sucumben a la tentación de caer en un estado salvaje.

Arrodíllense ante El Señor de las Moscas

Tras su éxito tanto con la crítica como en ventas, la novela de Golding ha reclamado un lugar en la cultura popular, siendo referenciada en múltiples ocasiones, a través de distintos medios. Su premisa y ambientación parcialmente inspiraron la creación de la revolucionaria serie del 2004 “Lost”. El libro también ha sido parodiado en dos ocasiones por “Los Simpson”, así como sido referenciado en incontables obras literarias y adaptado ya en dos ocasiones para la pantalla grande.

Pero todo esto queda opacado porque el Señor de las Moscas se ha infiltrado en nuestra cultura occidental, convirtiéndose en una de las figuras literarias más emblemáticas de la historia. Una cabeza de cerdo montada en una estaca, pudriéndose y cubierta de moscas, ha pasado a volverse un símbolo para el terror, la violencia y la ausencia de civilización, así como la maldad que inherentemente existe dentro de los seres humanos.

Si la ves con detenimiento, puede que notes el parecido entre la cabeza de cerdo y una cabeza humana. Los ojos, la boca y el color de la piel son rasgos que levantan en nuestro interior un sentido de alarma e incomodidad. Es a través de esto, así como las horripilantes acciones que toman los personajes del libro durante la pérdida de su inocencia, que William Golding nos muestra el horror de un mundo bárbaro.

Las temáticas manejadas en El señor de las moscas son ya una institución de las obras de Golding, en especial en su aclamada “Trilogía del mar”, cuya primera novela, Ritos de paso, le hizo ganar el Booker Prize en 1980. Misterios como la naturaleza del hombre y la corrupción del poder son exploradas en las demás novelas de la trilogía: Cuerpo a cuerpoy Fuego en las entrañas.