La historia y la literatura son dos disciplinas que podríamos catalogar como contrarias: mientras la literatura narra hechos meramente ficticios, la historia busca contar sucesos que ocurrieron en la realidad alejándose de la invención. 

La novela histórica 

Sin embargo, historia y literatura convergen continuamente (muy a pesar de la Historia). Muchas ficciones se desarrollan en lugares y momentos históricos, y a menudo utilizan personajes que existieron en ese contexto. Esto es lo que conocemos como novela histórica. Aquí los protagonistas suele ser personajes cuya existencia está documentada de una u otra manera, es decir, son personajes históricos. 

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Además, este género narrativo utiliza cualquier recurso formal y lingüístico para conformar una ficción. Este tipo de novela se alimenta de sucesos históricos para crear una trama y llena, con especulación, todos los vacíos que existen.  Dichos recursos van desde la inclusión de diversos tipos de narradores que pueden mostrarnos los pensamientos del protagonista, o bien hechos meramente ficticios, pero que tienen sentido dentro de la trama y el marco histórico. Por supuesto, son ejercicios literarios cuya intención no es pasar por libros de Historia.  Este género ha sido cultivado por una gran cantidad de autores de todas las lenguas como Marguerite Yourcenar, Víctor Hugo, Arturo Pérez Reverte, Fernando del Paso o Amin Maaoluf, de quien hablaremos más adelante. 

¿Y la historia novelada? 

Por otra parte, la historia novelada o historia literaria, proviene de una investigación formal cuyos resultados observamos en un documento narrativo. La finalidad de estas obras es la divulgación y cuentan uno varios sucesos históricos. 

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Como consecuencia, están “desprovistas de ficción” y el recurso narrativo es meramente una forma digerible de presentar una investigación al público general, o bien, a uno especializado. 

¿Están claras las diferencias? 

La diferencia principal es la intención: una es histórica y la otra literaria. Aunque, estas diferencias no siempre son muy claras. La frontera entre la ficción histórica y la historia novelada es fácil de romper. Por ejemplo, las novelas pueden servir como un retrato de una sociedad en determinada época, aunque un análisis histórico podría negarlo fácilmente.  Por otra parte, una historia novelada, implica cierta intervención del historiador como autor. La historia se cuenta desde el punto de vista de una persona, elemento que puede distorsionar un hecho. También podemos preguntarnos por el cómo y qué cuenta una novela histórica. 

La obra más famosa de Maalouf. 

En el mismo sentido, existen documentos ficcionales que han sido tomados como fuentes históricas, por ejemplo, la polémica respecto a las Cartas de relación, de Hernán Cortés, cuyos hechos narrados implicaron cierta intención del autor en contar de cierta forma determinado suceso, por lo que su naturaleza de “históricos” es puesta en entredicho con frecuencia. 

El caso de Amin Maalouf 

Amin Maalouf (1949) escritor francés de origen libanés, centra su obra narrativa en el territorio de la península Ibérica ocupado por los árabes entre el siglo VIII y XV, conocido como el Al-Andalus.   Aquí convergieron las 3 grandes religiones monoteístas: cristianismos, islamismo y judaísmo. En este singular momento histórico germinaron personajes y sucesos memorables que Maalouf rescata y personifica en sendas narraciones. 

León el Africano 

Es la biografía novelada de Hasan bin Muhammed al-Wazzan al-Fasi, un explorador árabe que recorrió el Al-Andalus entre los siglos XIV y XV. Maalouf recrea sucesos históricos que giran en torno al personaje, incluidos su relación con la religión católica y llena los vacíos con ficción para dar forma a la novela. 

Las cruzadas vistas por los árabes 

Por otra parte, Las cruzadas vistas por los árabes es la visión del mundo árabe de las batallas por Jerusalén entre cristianos y el islam. El libro está apegado a los hechos históricos, pero vistos desde la otredad. 

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Maalouf no busca escribir historia, de ello da cuenta en sus propios libros, a los que cataloga como novelas, pero sí una visión particular y original. Desde la ficción recrea el mundo antiguo y lo interpreta según sus propias convicciones. Aquellas donde es posible la convivencia entre culturas.  Otra de sus novelas, El viaje de Baldassare, se acerca a los libros de aventuras, pero siempre con esa resonancia histórica que lo caracteriza. Aquí nos enteramos de los viajes de un navegante libanes a través del Mediterráneo, pero no es una historia plana sino el desarrollo de un personaje peculiar e importante. 

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Estas tres novelas históricas conforman el título Estuche, una selección de la obra de Amin Maalouf en las que recrea las historias de personajes históricos sin afán de escribir Historia, sino de plasmar su visión multicultural del mundo.