La lengua constituye la forma en la que vemos el mundo, lo interpretamos y lo comunicamos. En nuestro discurso se pueden encontrar miles de elementos que determinan quiénes somos y nuestras intenciones.

Sheila Queralt es una doctora en Ciencias del Lenguaje que ha escrito numerosas investigaciones y libros sobre el gran valor de la lingüística en la resolución de crímenes. Uno de sus trabajos más recientes es Estafas amorosas, donde analiza el discurso utilizado por los estafadores de redes sociales para desfalcar a sus víctimas mediante engaños.

Las estafas cibernéticas

Estafas amorosas recopila las conversaciones digitales de cuatro de los más famosos estafadores en línea de España: Francisco Gómez Manzanares, Rodrigo Nogueira, Carmelo Hernando Matute y Albert Cavallé. Todos han sido juzgados por sus crímenes: haber timado cada uno a alrededor de cien mujeres, sumando millones de euros a sus cuentas bancarias.

Sheila Queralt se dio a la tarea de investigar, ya fuera directamente con las víctimas o a través de información pública, cuáles fueron los mecanismos a través de los cuales los estafadores lograron engatusar a estas mujeres. Así fue como llegó a una conclusión escalofriante para quienes no lo han sufrido, pero emancipadora para las perjudicadas: cualquiera puede caer en estas trampas.

Contrario a lo que la opinión pública ha hecho al revictimizar a las mujeres estafadas, Sheila Queralt, tras su investigación, descubrió que las estrategias lingüísticas utilizadas por estos hombres son de una maestría abrumadora.

El orden en el que actúan es el siguiente:

Primero, captan a su víctima, por lo general mujeres que quieren entrar en una relación, que están en aplicaciones de citas y que son económicamente estables, en específico de clase media.

Después, sigue la estafa. En nuestra cabeza a veces creemos que las personas que caen en estos trucos lo hacen de forma ingenua, pero la verdad es que el proceso es largo, lleno de manipulación e increíblemente verídico.

Dependiendo del tipo de embaucador, hay criminales que incluso conocen a su pareja en persona y entablan una relación cercana. Durante meses, compran uniformes del trabajo que fingen tener y elaboran mentiras tan complejas que son prácticamente imposibles de descubrir. A los tras meses de relación, les piden a sus parejas un préstamo, inventan una enfermedad terminal que requiere de mucho dinero o incluso les roban tarjetas de crédito.

Al final llega el desenmascaramiento, probablemente el período más peligroso, pues las víctimas se empiezan a dar cuenta poco a poco de que algo no cuadra, que los préstamos nunca regresan, que no hace sentido el trabajo que dicen tener. Es aquí cuando confrontan al estafador y éste se transforma por completo de un amante en exceso cariñoso y comprensivo, a una persona violenta, que amenaza y humilla, incluso poniendo en riesgo la vida de sus parejas.

¿Cómo evito las estafas?

Lamentablemente, sólo dos de los cuatro protagonistas de este libro han cumplido penas en prisión, y todas han sido por muy poco tiempo, sólo para salir y volver a estafar a más mujeres.

Pero, aunque es difícil identificarlos de buenas a primeras, gracias a la lingüística forense hay ciertos patrones de los que puedes estar alerta cuando hables con alguien por aplicaciones y así evites ser una víctima más:

Las coincidencias entre los dos son absolutas. Los estafadores amorosos son expertos en analizar tu perfil e inventarse una personalidad alrededor de lo que publicas en redes sociales, tus gustos y tu físico.

No le da importancia a tus reclamos (o el famoso gaslighting). Si desde un principio se le escapa algo que podría ponerte en alerta, lo que hacen es minimizar tu enojo y fingir que todo era una broma o que estás exagerando: “Sólo era un chiste para hacerte sonreír, princesa”, “No te pongas así, no es para tanto” (bueno, aunque no sea un estafador, tampoco salgas con gente que reacciona así).

Love bombing. Esto significa llenar de amor a la otra persona de manera constante sin que sea con una intención honesta ni permanente. Desde el segundo uno te prometerán todo, te dirán que te mereces el cielo y las estrellas, y te asegurarán que ellos harían cualquier cosa por ti (y que por lo tanto tú debes hacer cualquier cosa por ellos).

Repiten las ideas o los mensajes. De acuerdo con la teoría del filósofo H. P. Grice, uno no debe dar más información de la necesaria. Los estafadores hacen precisamente lo contrario: en una sola conversación, repetirán elementos que harán que tú te lo creas y que ellos también se confirmen su mentira. Por ejemplo, insistir en que sus mensajes son una molestia y ya te dejaran de molestar y que perdón si te molestó al interrumpirte.

Pedirte favores de forma sutil. No es como que los estafadores amorosos al segundo día de hablar te dicen que necesitan $20,000 para la operación de su perro. En realidad, lo van metiendo poco a poco en la conversación; si les comentas que vas a ir a la tienda, te piden que les recargues el celular; te piden transferencias mínimas que prometen pagarte; fingen que su tarjeta no funciona para reservar el viaje que planearon, que si lo puedes pagar tú; así escalonadamente hasta que, de poquito en poquito, logran sacar hasta millones de pesos.

Estafas amorosas destaca la importancia de la lingüística forense en la comprensión y resolución de crímenes, específicamente en el análisis del discurso utilizado por estafadores cibernéticos. La obra revela de manera impactante la maestría lingüística de estos criminales, quienes, a través de manipulaciones y engaños elaborados, logran estafar a sus víctimas románticas.

La lingüística forense

Una de las cualidades más grandes de la obra es el gran valor que le da Queralt a la lengua en la sociedad y en particular en la criminalística. En específico, ella se dedica a la lingüística forense y esta obra es un ejemplo de su aplicación.

La lingüística forense es una disciplina especializada que combina los principios de la lingüística y la investigación forense para analizar y comprender el lenguaje en contextos legales. Este campo abarca diversas áreas, como el análisis de la escritura manuscrita, la comparación de voces, el estudio de dialectos y acentos, así como la interpretación de mensajes electrónicos y comunicaciones digitales.

Los expertos en este tema se centran en el estudio de la comunicación verbal y escrita con el objetivo de proporcionar evidencia lingüística en investigaciones criminales y procesos legales. Los lingüistas forenses desempeñan un papel crucial al examinar el lenguaje utilizado en testimonios, confesiones, documentos legales y otras formas de comunicación para ayudar en la resolución de crímenes y en la administración de justicia. Su labor se extiende a la identificación de autores anónimos, la detección de engaños y la reconstrucción de eventos a través del análisis lingüístico.

Si te interesa leer más libros aparte de Estafas amorosas de este tema, te recomendamos consultar Atrapados por la lengua, de la misma autora, donde compila cincuenta casos resueltos gracias a la lingüística forense.

La autora desmitifica la idea de que sólo personas ingenuas caen en estas trampas, evidenciando la complejidad del proceso y la capacidad de los estafadores para adaptarse a la personalidad de sus víctimas.

Además, la obra ofrece pautas y patrones identificativos, gracias a la lingüística forense, que pueden alertar a posibles víctimas y ayudar a prevenir este tipo de estafas. En un mundo donde la tecnología y las relaciones en línea son cada vez más frecuentes, la contribución de la lingüística forense se revela como una herramienta esencial contra las estafas cibernéticas.