La historia detrás de la creación de Frankenstein o el moderno Prometeo de Mary Shelley es tan fascinante como la propia novela. Esta es la historia de monstruos por excelencia y es una obra nacida de un contexto rico en ideas revolucionarias y avances científicos, combinada con una imaginación poderosa y un desafío literario en una bohemia noche entre escritores, dando origen a una de las obras más influyentes del terror universal.

El año sin verano

Durante un año del siglo XIX se vivió un invierno volcánico en todo el hemisferio norte del planeta. Provocado por una serie de erupciones volcánicas el año anterior y en especial por la del monte Tambora en Sumbawa (Indonesia) ese abril, el verano de 1816 fue frío y tormentoso y reportó las temperaturas más bajas en Europa en siglos.

Encerrados por el mal clima, Lord Byron y sus invitados a la Villa Diodati, mansión que alquiló en Ginebra, se entretenían con historias de terror.

Y es que las noches en compañía de este grupo no podían ser menos interesantes. Mary Shelley, cuyo nombre en ese tiempo era Mary Godwin ya que no se había casado aún con el poeta y escritor Percy B. Shelley —quien también asistió a la mansión—, acudió junto con su hijo William “Willmouse”, de apenas 6 meses, por petición de su hermanastra Claire Clairmont quien había mantenido una relación con Byron por un tiempo.

Percy B. Shelley

Los acompañó también John William Polidori, médico personal de Lord Byron, en las largas pláticas que se extendían hasta altas horas de la noche. Fue en una de esas pláticas, alrededor de una fogata en la noche del 16 de junio que Lord Byron retó a los asistentes a que cada uno escribiera su propio relato de monstruos. Esa noche se gestó el origen de una de las obras más influyentes de la literatura universal.

Lord Byron

La criatura y el científico

La novela nos lleva al laboratorio de Victor Frankenstein, un joven científico suizo que, impulsado por su pasión por el conocimiento y la ciencia, descubre el secreto para dar vida a la materia inanimada. En un experimento audaz, crea una criatura a partir de partes de cadáveres, pero al ver el resultado final queda horrorizado por su propia creación, una figura grotesca y monstruosa.

Abandonado por su creador, la criatura sufre el rechazo de la soledad. A pesar de sus intentos por integrarse y encontrar cariño, su apariencia provoca miedo y hostilidad en todos los que encuentra. La criatura, llena de resentimiento hacia su creador y la humanidad, busca venganza por su sufrimiento y comienza a destruir todo lo que el científico ama. Victor, consumido por la culpa y el dolor, persigue a la criatura en un intento desesperado por detener su rastro de destrucción.

Mary Shelley relató que tuvo un vívido sueño que la impactó profundamente. En este sueño, vio a un científico que daba vida a una criatura a partir de partes de cadáveres. Esta imagen poderosa y perturbadora se convirtió en el núcleo de la historia que estaba por escribir.

Retrato de Mary Shelley

La novela se inspira en los avances científicos de la época, especialmente en el campo de la electricidad y la anatomía. Los experimentos de Luigi Galvani sobre la electricidad y los músculos de las ranas, así como las teorías de Humphry Davy y Erasmus Darwin sobre la vida y la materia, influyeron en la autora.

Además, los debates sobre la naturaleza de la vida, el papel de la ciencia y los límites de la ambición humana también formaron parte del contexto intelectual en el que Mary Shelley desarrolló su obra, siendo estos temas ampliamente discutidos en el verano de la Villa Diodati.

Otra obra pionera del terror

Pero el reto de lord Byron plantó semilla no sólo en Mary Shelley, pues el relato “El vampiro”, pionero en la narrativa de terror moderna, de John William Polidori nació en la misma noche. La historia sigue a un vampiro aristócrata déspota y egoísta que está basado nada menos que en Lord Byron a quien, como médico personal, acompañara a prácticamente todas partes. Fue precisamente en esa convivencia la que lo llevó a considerar al poeta un corruptor insaciable.

Con un nombre que ya había utilizado la escritora y antigua amante de Byron, lady Caroline Lamb, lord Ruthven, para su personaje, Polidori no sólo dejó claro que se inspiró en Lord Byron sino también definió el arquetipo del vampiro clásico en la literatura.

El vampiro aristócrata, insaciable y monstruoso de Polidori marcó la pauta para relatos como Carmilla de Joseph Sheridan Le Fanu y Drácula de Bram Stoker. El autor terminaría suicidándose a los 25 años con ácido prúsico, veneno en cuya composición se vio involucrado el alquimista Konrad Dippel, posible inspiración de Mary Shelley para la creación de Victor Frankenstein.

Retrato de William Polidori

Un verdadero moderno Prometeo

La primera edición de Frankenstein fue publicada de forma anónima en 1818, cuando Mary Shelley tenía sólo 20 años. Percy Shelley escribió el prefacio, lo que llevó a algunos a especular que él era el verdadero autor. Fue hasta la edición de 1823 que se reconoció su verdadera autoría.

En 1831 Mary Shelley revisó la novela y publicó una nueva versión con el editor Henry Colburn y Richard Bentley. Esta edición incluye cambios significativos en el texto, así como una nueva introducción en la que Mary describe el origen de la historia. Esta versión se considera más accesible y es la que se ha vuelto más conocida.

Frankenstein ha sido adaptada numerosas veces al teatro, cine, televisión y otros medios. La primera adaptación teatral se realizó en 1823, titulada Presumption; or, the Fate of Frankenstein, y desde entonces la historia ha tenido una vida larga y diversa en la cultura popular. Desde los gritos de “¡Está vivo!” de la película de 1931, la primera película de terror que mostró sangre a todo color en 1957, hasta las adaptaciones modernas como la interpretación de Robert De Niro como la criatura en 1994 o la aparición de ésta en Van Helsing en 2004; pasando por La novia de Frankenstein quien ya es otro ícono popular, o incluso La familia Munster.

La novela ha influido profundamente en la literatura de ciencia ficción y de terror, estableciendo muchos de los tropos que se asocian con el género. También ha generado debates sobre la ética de la ciencia y la creación de vida artificial.

Frankenstein o el moderno Prometeo no sólo estableció a Mary Shelley como una pionera en los géneros de ciencia ficción y terror, así como una de las voces más importantes de su tiempo, sino que también abrió un profundo debate sobre la ética científica y la naturaleza de la creación humana. Su criatura, nacida en una noche tormentosa, nos enseñó que la verdadera monstruosidad es la que se esconde a simple vista en el mundo.