Hurgar en las bibliotecas de escritores famosos: ¿qué leían?

Las bibliotecas son fuente de inspiración para toda clase de lectores. Más si pudiéramos conocer las bibliotecas de escritores que nos encantan, ya que la biblioteca, en este sentido, se transforma en un símbolo tanto de su propio conocimiento como del origen de su estilo. 

Las bibliotecas en la literatura 

Las bibliotecas, además, son un mero motivo para echar a andar una historia. Por ejemplo, La biblioteca de la medianoche de es una novela que se desarrolla a partir del espacio que evoca. Por otro lado, El nombre de la rosa, de Umberto Eco, explora la fascinación por las bibliotecas laberínticas. A nadie sorprende que el autor italiano tenga a Borges como imprescindible en su propia biblioteca (y como guardián en la abadía). 

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Veamos qué hay en las bibliotecas de escritores como el propio Borges: ¿cuáles son sus autores imprescindibles? 

La biblioteca de Jorge Luis Borges 

Si de obsesión por las bibliotecas se trata, Borges se pinta solo. Como él mismo mencionó, creció en la biblioteca de su casa. Desde niño se interesó más por los libros que por los juegos y las personas.  Los laberintos en formas de bibliotecas, los edificios interminables (como “La biblioteca de Babel”) fueron parte de su vida y de sus ficciones —dirigió la Biblioteca Nacional de Buenos Aires antes del gobierno de Perón—. 

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Entre su biblioteca personal se cuentan las cien obras que conformaron el proyecto para prologar cada una de ellas, aunque sólo concluyó sesenta y una. Entre estas obras se encuentran Pedro Páramo, de Juan Rulfo; El corazón de las tinieblas, de Joseph Conrad; Los demonios de Fedor Dostoyevski, entre otros. El Quijote, ocupa un lugar especial en su biblioteca (la versión en inglés) porque fue de sus primeras lecturas. 

La biblioteca de Miguel de Cervantes 

Aunque no conocemos en realidad los libros predilectos de El manco de Lepanto, podemos rastrear en su obra cumbre Don Quijote de la Mancha, sus gustos literarios. En el capítulo VI de la novela, el cura y el barbero realizan un escrutinio de la biblioteca personal de Don Quijote. 

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Entre las obras que salvan del fuego se encuentran los libros de caballería Amadís de Gaula y Tirante el blanco; La Araucana, de Alonso de Ercilla; El cancionero de López Maldonado y La Galatea, del propio autor. 

La biblioteca de William Faulkner 

Aunque al escritor norteamericano no se le recuerda por poseer una asombrosa biblioteca, sí que tenía sus libros de cajón. Entre sus lecturas imprescindibles se encuentran Huckleberry Finn de Mark Twain, obra de gran influencia para los autores de habla inglesa durante el siglo XX.

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Además, apreciaba El Quijote, de Cervantes; Madame Bovary, de Gustave Flaubert, de quien retomaría la técnica del monólogo interior, entre otros autores. 

La biblioteca de Gabriel García Márquez 

No es secreto que, para el escritor colombiano, uno de los autores que más influyó en su estilo fue William Faulkner. Al igual que muchos novelistas de su época, a García Márquez le fascinó la obre del también guionista de cine. La novela que más apreciaba el Nobel colombiano es Luz de Agosto.  Además, tenía aprecio por la obra de Ernest Hemingway —a quien se encontró de forma fortuita durante una visita a París—; La metamorfosis, de Franz Kafka; Moby Dick de Herman Melville y Rayuela de Julio Cortázar. 

La biblioteca de Virginia Woolf

La autora de Orlando y La señora Dalloway tenía en su biblioteca personal autores que influyeron en su obra. En busca del tiempo perdido, de Marcel Proust, con quien compartió predilecciones estéticas y época; o, de nueva cuenta, a Gustav Flaubert y su Madame Bovary. 

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Todos escritores han tenido a su obra de cabecera, es decir, aquella que consideran una lectura imprescindible para adentrarse al mundo de la literatura y como un referente de su propio estilo.  A partir de estos títulos podemos conocer más sobre otros autores y sobre nuestro libro predilecto.  ¿Tienes un libro imprescindible en tu biblioteca? ¿Cuál es tu autor de cabecera?