En Yo, robot, película inspirada en el libro de Isaac Asimov, el detective Del Spooner le pregunta al robot Sonny si una máquina es capaz de crear música o pintura, a lo que este le pregunta si él mismo puede hacerlo.

Por mucho tiempo creímos que lo que nos diferenciaba de las máquinas y los algoritmos era, entre otras cosas, nuestra capacidad creativa, pero actualmente el desarrollo de la inteligencia artificial ha cruzado las fronteras de la ciencia y la tecnología para irrumpir en el terreno de la creatividad, generando historias, diálogos y mundos imaginarios con sorprendente precisión. Pero ¿puede una máquina crear arte? ¿Qué pasa cuando una novela es escrita, en parte o completamente, por una IA? ¿Es legítimo llamarlo literatura? Y, más importante aún, ¿cómo afecta esto a los escritores y a la industria editorial?

Estas preguntas, que alguna vez habrían parecido ciencia ficción, son ahora parte de un debate real. La IA ha demostrado que puede ser una herramienta poderosa en la creación literaria, desde facilitar el proceso de escritura hasta abrir nuevas posibilidades narrativas. ¿Estamos ante una nueva era de colaboración entre humanos y máquinas, o frente a la posibilidad de que la creatividad literaria se diluya en la automatización? La respuesta puede estar más cerca de lo que pensamos.

Escritura asistida por IA

La capacidad de la IA para generar textos literarios es uno de los desarrollos más fascinantes de los últimos tiempos. Herramientas como GPT-4, que utilizan redes neuronales profundas para procesar y generar lenguaje natural, han demostrado ser capaces de producir desde poemas hasta cuentos cortos y novelas. Estas herramientas pueden analizar vastos corpus de textos, identificando patrones de estilo, estructura narrativa y contenido temático, para luego generar obras nuevas que imitan estas características.

La IA también ha abierto nuevas posibilidades para la colaboración entre humanos y máquinas. Los escritores pueden usar IA para superar bloqueos creativos, generar ideas, o incluso crear textos en coautoría con ella. Tal como lo demostró la escritora japonesa Rie Kudan en el polémico caso de su novela Tokyo Sympathy Tower galardonada con el premio Akutagawa, cuya escritura fue apoyada por chatGPT en aproximadamente un 5%.

En lugar de reemplazar al escritor, la IA se presenta como una especie de asistente, capaz de sugerir giros narrativos, desarrollar diálogos o reescribir fragmentos según las indicaciones del autor. Esta colaboración humano-IA, implementada únicamente como herramienta y no como sustituto, puede enriquecer el proceso creativo y permite a los autores explorar territorios literarios no considerados hasta el momento.

La IA sacude el mundo editorial

El uso de la IA en la creación literaria no sólo afecta a los escritores, sino también a toda la cadena de valor de la industria editorial. Una de las implicaciones más notables es la posibilidad de que la IA dé lugar a nuevos modelos de negocio. Por ejemplo, podría facilitar la producción de contenido personalizado para lectores, generando obras que se ajusten específicamente a los gustos individuales de cada persona. Además, podría permitir la creación de libros a gran escala y a bajo costo, lo que revolucionaría el acceso a la literatura.

Sin embargo, esta revolución también trae consigo desafíos éticos y legales. La cuestión de la autoría es particularmente compleja en el contexto de la IA. Si una máquina genera un texto, ¿quién es el autor? ¿El programador, el usuario que proporciona las indicaciones o la máquina misma? Esta ambigüedad plantea problemas en términos de derechos de autor y propiedad intelectual, áreas que ya están comenzando a ser debatidas en los tribunales y en la academia.

Además, el impacto de la IA en el mercado laboral no puede ser ignorado. Si bien la automatización de tareas realizadas por humanos, como la edición de textos o la corrección de estilo, podría llevar a una reducción de empleos en la industria editorial, todavía se requiere conocimiento especializado para lograr los mejores resultados posibles. Asimismo, también es posible que surjan nuevas oportunidades laborales, como el desarrollo y la gestión de herramientas de IA, o la especialización en la supervisión de contenido generado por máquinas.

¿Puede la IA crear literatura de calidad?

Un aspecto crucial de la creación literaria con IA es la evaluación de la calidad de los textos generados. Aunque las herramientas de IA son capaces de producir contenido coherente y estilísticamente adecuado, la originalidad y la profundidad de estas obras a menudo quedan en tela de juicio.

Gracias al entrenamiento basado en libros reales —tema por el cual algunos escritores como George R. R. Martin demandaron a la empresa Open AI y otros más, entre los que destaca Margaret Atwood, solicitaron que se obtuviera consentimiento de los autores para utilizar sus textos en dicho entrenamiento—, las obras generadas por IA tienden a imitar patrones preexistentes, lo que puede llevar a una homogeneización del estilo literario y hacer que todo suene más o menos igual.

Además, aunque una IA puede generar textos complejos y elaborados, la falta de una verdadera comprensión del contexto, la emoción y la intención detrás de las palabras limita la capacidad de la IA para producir literatura de alto valor artístico.

Desde la perspectiva del lector, la percepción de los textos generados por IA también es un tema interesante. Algunos lectores pueden ser escépticos ante la idea de que una máquina pueda crear literatura que les resuene a nivel emocional.

Otros, sin embargo, podrían estar intrigados por la novedad de leer una obra producida por una IA, especialmente si es de alta calidad. La aceptación de la literatura generada por IA dependerá en gran medida de cómo se posicionen estas obras en el mercado y de la percepción pública de la inteligencia artificial como herramienta creativa.

El futuro de la literatura en manos de la IA

La inteligencia artificial está redefiniendo los límites de la creación literaria y la industria editorial. Si bien presenta oportunidades emocionantes para la innovación, también plantea desafíos éticos, legales y artísticos que deben ser abordados con cuidado. El futuro de la literatura en la era de la IA dependerá de cómo se manejen estos desafíos y de cómo se equilibren la creatividad humana y la capacidad técnica de las máquinas.

Mirando hacia el futuro, la IA tiene el potencial de transformar profundamente la creación literaria. Podría abrir nuevas formas de narración, permitiendo a los escritores experimentar con estructuras no lineales o explorar temas desde múltiples perspectivas simultáneamente. Además, la IA podría dar lugar a nuevos géneros literarios, donde la intervención de la máquina no sólo sea visible, sino que se convierta en parte integral de la obra.

No obstante, el uso de la IA en la literatura también presenta riesgos y limitaciones. Uno de los principales riesgos es que el uso de IA en la creación literaria conduzca a una homogenización del estilo y la voz, disminuyendo la diversidad literaria. ¿Estamos ante el amanecer de una nueva era literaria, o ante la amenaza de una uniformidad creativa? La respuesta dependerá de cómo integremos la IA en nuestro proceso creativo, sin perder de vista lo que hace única a la literatura como forma de arte: su capacidad para reflejar y enriquecer la experiencia humana.