Acuñó el término robótica para definir la ciencia de la automatización, predijo varios aparatos tecnológicos como los coches sin conductor y las videollamadas, tiene una enorme bibliografía como gran divulgador científico y, al menos yo, no puedo ver un robot de Boston Dynamics o de Tesla sin pensar en lo mal que podría salir todo esto gracias a sus relatos de robots.

Isaac Asimov fue un visionario de la tecnología y el futuro humano, además de un abandonado al raciocinio, el cual le aportó bases científicas muy sólidas a su literatura y le permitió sentar las bases para la llamada “ciencia ficción dura” como la conocemos. Se pueden rastrear influencias de la obra de Asimov desde sus contemporáneos hasta un código ético que pretende regular la inteligencia artificial en China y cuya inspiración son sin duda las Leyes de la robótica.

En este artículo exploraremos cómo sus ideas son la base de una gran cantidad de escritores y narrativas de ciencia ficción moderna, o incluso cómo las transformaron y tergiversaron.

La mano robótica en Estados Unidos

La escena de la literatura de ciencia ficción en Estados Unidos en la segunda mitad del siglo XX era muy interesante, pues varios autores que hoy consideramos clásicos del género publicaban al mismo tiempo, lo que propició que se influyeran los unos a los otros. Además de compartir con Asimov lugar dentro de los "Tres Grandes" de la ciencia ficción y del gran pleito que sostuvo con él, el otro genio de la ciencia ficción dura Arthur C. Clarke también desarrolló temas como la exploración espacial, el contacto con civilizaciones extraterrestres y el impacto de la tecnología en la sociedad IA, aunque con enfoques ciertamente más optimistas.

En la colección de relatos Cuentos de la taberna del Ciervo Blanco, que está basada en las propias experiencias de Clarke en un pub de Londres, encontramos historias de inventos fantásticos e increíbles que traen consecuencias imprevisibles tratadas con un humor brillante.

Ray Bradbury, por otro lado, representa un enfoque complementario en la ciencia ficción. Asimov es el racionalista, el creador de universos fundamentados en la ciencia y la lógica, mientras que Bradbury ha sido llamado el poeta, el narrador que explora las profundidades emocionales y filosóficas de la humanidad. A pesar de estas diferencias de estilo, ambos comparten preocupaciones fundamentales sobre el destino de la humanidad, el impacto del progreso tecnológico y la relación del ser humano con su entorno. En Crónicas marcianas, estas intersecciones se manifiestan en la colonización del espacio y el posterior declive de la civilización terrícola reflejado en Marte.

En cuanto a la generación inmediata, existe otro pilar de la narrativa de ciencia ficción que Isaac Asimov ha influido notoriamente. Es imposible no ver ecos de las Tres Leyes de la Robótica como guía para la creación de robots seguros en las complejidades de la conciencia artificial y la identidad que se tratan en la novela ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? de Philip K. Dick. Si bien, a ambos escritores les preocupaban las implicaciones de la creación de inteligencias artificiales y su relación con la humanidad, Asimov tenía una visión más optimista del futuro, mientras que Dick era más pesimista y exploraba temas como la paranoia, la alienación y la desconfianza, que resultaron en la atmósfera característica del subgénero del cyberpunk.

Las escritoras que subvirtieron a Asimov: K. Le Guin y Octavia E. Butler

La influencia de Isaac Asimov en la ciencia ficción es increíblemente profunda, y como pionero, su obra ha sido desmenuzada y revuelta muchas veces. Sus personajes femeninos, por ejemplo, se pueden contar con los dedos de las manos. La falta de diversidad de género, raza y pensamiento en la literatura de ciencia ficción llevó a varias escritoras a reivindicarla. Su obra es en muchos sentidos una respuesta a estos vacíos y una aportación de nuevas voces y perspectivas.

Hay dos escritoras sobresalientes que subvirtieron los elementos de la ciencia ficción clásica representada por Isaac Asimov. Ursula K. Le Guin llevó la construcción de universos complejos y detallados de Asimov —como la saga Fundación que incluye culturas, políticas y avances tecnológicos interconectados— a un nivel más sociológico y antropológico, como en Los desposeídos y La mano izquierda de la oscuridad; y en historias como El nombre del mundo es bosque, Le Guin cuestiona no solo la ética tecnológica de Yo, Robot, sino también las relaciones de poder y explotación que surgen del contacto entre culturas.

Asimismo, Octavia E. Butler explora relaciones de poder y dominación, presentes en la Psicohistoria de Fundación, a través de especies alienígenas que controlan la genética humana en su trilogía Xenogénesis. Butler también se enfoca en cómo los humanos interactúan con la tecnología en entornos opresivos o de crisis en La parábola del sembrador, mientras que Asimov aborda la tecnología en Yo, Robot desde una perspectiva más optimista y casi exclusivamente científica.

También podemos encontrar miras hacia la obra de Asimov en las producciones de varias autoras contemporáneas como Lois McMaster Bujold cuya serie Vorkosigan Saga combina tecnología avanzada y complejas estructuras políticas como en la Fundación. O la Justicia Auxiliar de Ann Leckie, que trata sobre inteligencias artificiales y conflictos humanos, muy af��n al interés de Asimov por la robótica.

Pero sin duda, uno de los casos más interesantes es el de Kameron Hurley, quien como parte de una generación de escritoras críticas hacia la ciencia ficción clásica, reconoce la influencia de autores como Asimov en la definición del género. Sin embargo, su obra a menudo actúa como una deconstrucción de las ideas de progreso lineal, universalismo y centralidad masculina que caracterizan a gran parte de estas narrativas.

Mientras que Asimov tiene una visión racionalista sobre la tecnología, Hurley presenta un enfoque más visceral y orgánico con su biotecnología y sistemas ecológicos interconectados de Las estrellas son legión, donde las naves espaciales son organismos vivos. Otro ejemplo es La brigada de la luz donde aborda el tema del militarismo y la memoria, cuestionando las narrativas heroicas y los sistemas de poder.

Una sátira filosófica en Europa del Este: Stanislaw Lem

Hay un caso curioso en la Polonia de los años setenta, el filosófico Stanislaw Lem. La influencia de Isaac Asimov en Ciberíada es interesante porque, aunque ambos autores tienen enfoques distintos, comparten una fascinación por la tecnología, la inteligencia artificial y sus implicaciones éticas. Asimov, con su énfasis en las Tres Leyes de la Robótica, aborda la relación entre humanos y máquinas desde una perspectiva racional y optimista, con reglas claras para prevenir conflictos.

Lem, por su parte, en Ciberíada crea un universo de cuentos satíricos donde los robots y las máquinas son los protagonistas y explora con humor temas como la creatividad, la lógica y la condición humana. Aunque Lem no sigue directamente las ideas de Asimov, su obra puede leerse como una reflexión paralela, que a veces satiriza la fe en el progreso tecnológico y en la previsibilidad de las máquinas, conceptos que subyacen en los escritos de Asimov.

La visión del futuro en Oriente, Liu Cixin y Ken Liu

La ciencia ficción comenzó a ser explorada en el continente asiático hacia los primeros años del siglo XX, durante la última dinastía imperial en China (Qing), cuando se introdujeron traducciones de autores occidentales como Julio Verne. A pesar de los acontecimientos históricos en el continente del momento en el que las obras de Isaac Asimov fueron publicadas, como la Revolución Cultural, su tradición de ciencia ficción llegó a los escritores y fue precursora del progreso tecnológico en oriente.

La influencia de Isaac Asimov en la llamada “Nueva Ola” de la ciencia ficción china es innegable. Sus obras han servido como punto de partida para una generación de escritores que han explorado temas universales desde perspectivas únicas y enriquecedoras.

Liu Cixin, autor de la trilogía El problema de los tres cuerpos, considerada una obra maestra de la ciencia ficción contemporánea, comparte con Asimov un interés por la exploración espacial, los encuentros con civilizaciones extraterrestres y las implicaciones de la ciencia en la sociedad. La escala cósmica y la exploración de conceptos científicos complejos son características que ambos autores comparten.

Otro autor que ya es considerado un gigante de la ciencia ficción es Ken Liu, quien en el relato “El zoo de papel”, por ejemplo, explora la naturaleza de la conciencia y la ética de la creación artificial. La antología Estrellas rotas, editada por este autor y publicada por Alianza Editorial en su colección Runas, compila a varios escritores que reflejan la relevancia que tuvo la obra de Asimov en el desarrollo de la ciencia ficción china.

Chen Qiufan es conocido por sus historias cortas de ciencia ficción que exploran temas como la inteligencia artificial, la realidad virtual y el transhumanismo. Su obra muestra una clara influencia de Asimov en su interés por la tecnología y su impacto en la sociedad ejemplificados en el relato “La llegada de la luz” donde un empresario encierra un sistema de bendiciones budistas en una aplicación.

Si bien su obra se centra más en temas sociales y políticos, la escritora Hao Jingfang también ha explorado elementos de ciencia ficción dura, como la ingeniería genética, la colonización espacial y la manipulación del espacio-tiempo como en el cuento “El tren de Año Nuevo”. Ambos relatos presentes en la antología de Ken Liu.

Los universos de América Latina: Julio Rojas, Angélica Gorodischer y Jenaro Martínez

Algo que hace única a la ciencia ficción latinoamericana es que lleva los temas de las grandes aventuras espaciales y tecnologías futuristas hacia matices sociales, políticos y culturales más profundos que reflejan las realidades y los desafíos de nuestra región donde los autores anglosajones como Isaac Asimov fueron fundamentales para su crecimiento.

Historias como Los propios dioses y la trilogía de Fundación abordan preguntas sobre la expansión de la humanidad hacia el espacio, el destino de la civilización y el enfrentamiento con lo desconocido. En Retornados, la tragedia en Marte y el temor a lo desconocido son el eje central de la trama, el escritor chileno Julio Rojas recoge el legado de Asimov al explorar la expansión humana al espacio como un viaje que plantea preguntas inquietantes sobre la fragilidad y límites de nuestra especie. A esto se suma la visión cíclica de la historia —presente en las bases de la Psicohistoria de Fundación— y el destino inevitable de la humanidad que son puentes claros entre ambos autores.

Asimismo, la escritora argentina Angélica Gorodischer ha explorado temas similares a los de Asimov en sus novelas, como la construcción de sociedades futuras y la exploración de diferentes culturas. Kalpa Imperial muestra una complejidad histórica que recuerda a la construcción de la Fundación. Mientras que la serie de novelas La Habana oculta de la cubana Daína Chaviano presenta una ciudad que es el punto de partida para llegar a otros universos.

Pero existe una novela que toma la ciencia y el raciocinio de Asimov como pretexto para desencadenar un universo de preguntas por resolver, Invasión silenciosa del mexicano Jenaro Martínez. En obras como la saga de los Robots o Fundación, la ciencia se presenta como una herramienta central para comprender y enfrentar los desafíos del universo. El estilo de Asimov mezcla especulación científica con conflictos humanos. Martínez utiliza un hallazgo científico para desencadenar preguntas filosóficas y éticas sobre el lugar de la humanidad en el cosmos, en Invasión silenciosa la ciencia se convierte en el punto de partida para un relato de gran escala.

Además, las conspiraciones gubernamentales, los fenómenos anómalos y las tensiones sociales en Invasión silenciosa recuerdan cómo Asimov exploraba las implicaciones políticas y sociales de los descubrimientos científicos como en los conflictos éticos de las Tres Leyes de la Robótica o en cómo abordó las conspiraciones políticas en Fundación.

El eco de un visionario

El hecho de que su influencia sea reconocible en la literatura de diferentes latitudes demuestra que las preguntas que Isaac Asimov planteó siguen siendo universales y urgentes. Así como él supo capturar las tensiones y esperanzas de su tiempo, las nuevas generaciones han encontrado en su obra el material necesario para reflexionar sobre los dilemas actuales y las incertidumbres del futuro.

Aunque la voz de Asimov sea solo una entre muchas dentro del enorme cosmos de la ficci��n especulativa, su legado como padre de la ciencia ficción moderna perdura como un recordatorio de que la curiosidad y el pensamiento crítico son las herramientas más poderosas que tenemos para construir futuros más conscientes y significativos donde la máquina más fascinante es la humanidad misma.