“Los muertos pesan más que los vivos; lo aplastan a uno” escribió Juan Rulfo en “El hombre”, y parecería que no sólo estaba hablando de su tópico literario por excelencia, la muerte, sino también sobre el gran peso y marca que dejó él mismo casi cuarenta años después de morir, convirtiendo la literatura mexicana en una especie de Comala, donde todos los escritores se han dedicado a buscar el espíritu inspirador de Rulfo.

A pesar de lo reducido de su obra, la realidad es que sólo hicieron falta esos breves trabajos literarios, extensas investigaciones y catálogo fotográfico, para convertirlo en un autor de culto internacional y en un escritor que parece insuperable. Su vida, aficiones y legado son fundamentales para la cultura mexicana y literatura latinoamericana, por lo que es elemental adentrarse en su carrera para comprender el desarrollo artístico de todo un continente desde mediados del siglo XIX.

Una breve biografía

Juan Nepomuceno Carlos Pérez Rulfo Vizcaíno​ nació el 16 de mayo de 1917 en Jalisco, lo que significa que pasó su infancia durante la época posterior a la Revolución Mexicana y la Cristiada. Este contexto histórico marcó por completo su vida y, más importante, su obra.

De acuerdo con la Enciclopedia de la Literatura en México, “la gente del campo, como la familia de Rulfo, se encontraba en el último sitio, marginados por las pugnas por el poder entre antagonismos recalcitrantes”. Además, a muy temprana edad perdió a sus padres y empezó a vivir en casas de familiares y a llevar una educación interrumpida por toda la inestabilidad del país.

Precisamente los escenarios donde transcurren sus novelas y relatos están ubicados en estos campos y pueblos arrasados por la violencia, la orfandad, el hambre, las fracturas familiares y la muerte.

La escritura realmente tardó en tener un papel protagónico en su vida. Aunque en su paso por la Facultad de Filosofía y Letras comenzó a relacionarse con escritores y a adentrarse en el mundo de las letras, no fue hasta 1953 que publicó su primer libro. La pasión que sí lo acompañó mucho más de cerca fue la fotografía y su afición por el montañismo.

Los últimos veinte años de su vida los dedicó a una ardua tarea: redactar, corregir, editar, investigar y publicar para el Departamento de Publicaciones del Instituto Nacional Indigenista. Yanet Aguilar Sosa en su artículo “Juan Rulfo, la historia del editor indigenista” explica que de los 80 trabajos más importantes de antropología social de los pueblos originarios que se publicaron en el Instituto, 70 pasaron por las manos de Rulfo, por lo que a él le debemos, además de todo, la recuperación y estudio de las culturas originarias de México. Esta gran labor terminó con su muerte el 7 de enero de 1986.

Rulfo fotógrafo

La mayor influencia de Rulfo para el arte mexicano se encuentra en su literatura, pero la verdad es que acercarte a su producción fotográfica de la mano de la literaria redondea su propuesta estética.

Al igual que los tópicos literarios que mencionamos al principio, su trabajo fotográfico se enfocó en explorar México y todos sus elementos. Sus fotografías son una extensión y una manera de profundizar más en los escenarios donde transcurrieron sus anécdotas.

Libros de Juan Rulfo

La carrera literaria de Rulfo comenzó con la publicación de su primer cuento en 1945. Esto dio pie a una serie de publicaciones repartidas en diferentes revistas hasta el surgimiento de su primera obra en forma.

1. El llano en llamas

El llano en llamas (1953) es un compendio de relatos publicados a lo largo de varios años que capturan la esencia de la vida en el árido y desolado paisaje del campo mexicano. Rulfo, a través de una prosa sencilla y a la vez poética, te transporta a un mundo donde la pobreza, la violencia y la soledad son elementos que atraviesan a cada personaje y los eventos que les acontecen. Sus historias, marcadas por la desesperanza y la fatalidad, retratan a personajes marginados y desposeídos que luchan por sobrevivir en un entorno hostil y opresivo.

Uno de los aspectos más destacados del libro es la habilidad de Rulfo para retratar la atmósfera asfixiante y desolada del paisaje rural mexicano de la Cristiada. Es también una obra profundamente humana y conmovedora que explora las complejidades de las relaciones y las tensiones sociales. Los personajes de Rulfo, ya sean campesinos, jornaleros o pistoleros, luchan contra la injusticia y buscan desesperadamente un sentido de pertenencia en un mundo que parece haberles dado la espalda.

2. Pedro Páramo

Pedro Páramo (1955) es considerado uno de los clásicos latinoamericanos del siglo XX. Marcó un antes y un después en la historia de la literatura por su innovadora estructura narrativa, sus diversas capas de simbolismo, personajes emblemáticos y lenguaje poético.

La historia tiene lugar en el pueblo ficticio de Comala, un lugar marcado por la desolación y el abandono, donde los vivos y los muertos coexisten en un extraño limbo entre la realidad y el más allá. A través de diversos fragmentos, te sumergirás en un mundo oscuro y misterioso, poblado por personajes atormentados y llenos de secretos.

Se trata de una obra retadora, ya que serás testigo de una serie de flashbacks, sueños y diálogos que se entrelazan, creando una atmósfera onírica y perturbadora. Esta técnica narrativa, que rompe con la linealidad temporal, refleja la naturaleza fragmentada de la memoria y la conciencia.

3. El gallo de oro

El llano en llamas y Pedro Páramo forman parte de las obras que todos los mexicanos leemos en nuestra educación básica. Pero existe un libro mucho menos conocido: El gallo de oro (1980). Es una novela breve que continúa con la línea rulfiana de mezclar el realismo con elementos fantásticos.

La historia sigue la vida de Dionisio Pinzón, un hombre humilde y trabajador que, tras encontrar un gallo de raza, sueña con alcanzar la fama y la fortuna en el mundo de las peleas de gallos. Sin embargo, su búsqueda de éxito lo lleva por un camino plagado de desilusiones, traiciones y sacrificios, lo que evidencia las complejidades y contradicciones de los sueños.

Una de las características más destacadas de El gallo de oro es su estilo narrativo, que combina la sencillez con elementos de realismo mágico y folclore mexicano. Nuevamente, aborda las dinámicas sociales del México rural, pero en esta ocasión con un catálogo mucho más amplio de personajes.

La figura de Juan Rulfo trasciende su propia existencia, convirtiéndose en un pilar fundamental de la literatura mexicana y latinoamericana. Su legado literario, marcado por sus obras maestras El llano en llamas, Pedro Páramo y El gallo de oro, sigue siendo una fuente inagotable de inspiración y reflexión para lectores de todo el mundo. A través de su prosa poética y su profundo entendimiento de la condición humana, Rulfo logró capturar la esencia de la vida en el campo mexicano, explorando temas universales como la muerte, la soledad y la búsqueda de redención.