Sucedió el día 5 de junio del año 2022.

Días antes, había concluido mi primera (y probablemente única) lectura de la que algunos académicos llaman la más importante obra literaria salida de Latinoamérica: Cien años de soledad por Gabriel García Márquez. Y aunque sin duda recomiendo a todos leer este libro por lo menos una vez en su vida, no puedo evitar estar de acuerdo con lo que dijo Jorge Luis Borges al respecto:

“Yo pienso que García Márquez es un gran escritor. Cien años de soledad es una gran novela, aunque creo que con cincuenta años hubiera sido suficiente”.

Lo que trato de decir es que la novela me había dejado exhausto. Mental y emocionalmente, me sentía como si hubiera corrido un maratón con pesas amarradas a mis brazos y piernas. Este cansancio es uno que, seguramente, todo lector ha conocido. No necesité ser vidente para divisar en mi futuro el temido “bloqueo lector”, otra cosa que todos los devoradores de libros han experimentado, probablemente en más de una ocasión.

Para los que no (dichosos ustedes), se los defino: el famoso “bloqueo lector” es una bruma mental que reduce tus habilidades de lectura y comprensión a las de una cafetera, y crea una alteración gravitacional a tu alrededor para que cualquier libro que levantes pese lo mismo que un hipopótamo adolescente.

Era mi peor pesadilla. Tenía al bloqueo lector respirándome en la nuca, y como muchos saben, una vez en su territorio es más difícil escapar de ahí que de una charla con un vendedor de tiempos compartidos.

Por fortuna, también tenía un plan. Sonará contraproducente, pero en mi experiencia la mejor forma de zafarse de un bloqueo es a través de la lectura. Específicamente, una lectura en la que puedas pasar la página con relativa rapidez y meterte de lleno a la historia con la facilidad en la que te pones unos pantalones de tu talla (y estoy hablando de tu talla real, a pesar de tu insistencia de que aún eres talla M).

En fin, esa es la historia de cómo me topé con La biblioteca de la medianoche de Matt Haig.

Para entonces, ya había escuchado bastante sobre este curioso libro. Por meses lo había visto en los aparadores de las librerías, adornado con una nota que leía “Los más vendidos”. De igual forma, era un libro bastante sonado en las redes sociales, en especial en mi adorada comunidad de #Booktok. Además, sabía que el libro había sido galardonado con el premio Goodreads a la mejor obra de ficción (premio que, más que representar un mérito literario, es un gran indicador de qué tanto el público general disfruta de un libro).

Todos esos factores fueron, para mí, más que suficientes para poner mi fe en que este libro me salvaría del bloqueo lector.

Y debo decir, en ese momento no tenía idea de lo efectivo que resultaría ser en su encomienda.

Sinopsis de La biblioteca de la medianoche

¿Qué harías si tuvieras la oportunidad de probar una vida diferente?

Esta es la pregunta que nos presenta La biblioteca de la medianoche.

Tras perder toda esperanza y trágicamente quitarse la vida, nuestra protagonista, Nora Seed, aparece en la biblioteca, donde le informan que tendrá una cantidad infinita de oportunidades para encontrar la versión ideal de su vida. A través de los libros de la biblioteca, Nora podrá experimentar cómo hubiera sido su vida de haber tomado decisiones diferentes a las que tomó antes que morir.

¿Qué hubiera sucedido de no haber renunciado a ese sueño?

¿Cómo se verían las cosas si hubiera escapado con ese antiguo amor?

¿Sería feliz entonces?

Defraudada con su existencia, Nora representa a todos aquellos quienes nos arrepentimos de más cosas de las que nos alegramos.

Es así como La biblioteca de la medianoche explora el poder de nuestras decisiones; cómo éstas afectan nuestra vida y la percepción de nuestra identidad. La novela está cargada de temas actuales, como la salud mental, la búsqueda de un propósito y de cómo los seres humanos podemos perder la esperanza, así como aferrarnos a ella y sus infinitas posibilidades.

El libro que llegó en el momento indicado

“Veintisiete horas antes de que decidiera morir, Nora Seed se sentó en su astroso sofá para volver a hacer desfilar ante sus ojos, en su teléfono, las vidas felices de los demás...”

Actualmente vivimos en una era de anhelos.

Así como Nora, en algún momento todos hemos deseado lo que no tenemos. Es natural. Es humano. Pero nunca en la historia de nuestra civilización, habíamos sido sometidos al constante bombardeo de lujos y glamur que percibimos en el siglo XXI.

Tan solo debe uno de indagar dentro de alguna de nuestras redes sociales, para encontrarnos cara a cara con objetos, experiencias e incluso personas que están ausentes en nuestras vidas. Estas plataformas promueven el acto de comparar tu vida con la de los demás. Así que no es sorpresa que exista una crisis de salud mental haciendo estragos por todo el planeta, especialmente en los jóvenes.

Es aquí donde La biblioteca de la medianoche fue un rayo de esperanza para tantos de sus lectores (incluyéndome). A pesar de su lúgubre comienzo, en el que nuestra protagonista no le encuentra más sentido a continuar con una vida que ella considera miserable, el libro nos presenta con un mensaje de esperanza. Su historia nos alienta a ver hacia el futuro, en lugar de ser detenidos por los metafóricos grilletes que nosotros mismos amarramos a nuestros tobillos.

Vale la pena, asimismo, recordar que en el 2020, el año de publicación de esta novela, bastantes de nosotros nos encontrábamos en la necesidad de un sólido mensaje de esperanza (uno que fuera mucho más significativo que Gal Gadot y otras celebridades cantando Imagine). A través de la aventura de Nora, la novela nos demuestra que, a pesar de las circunstancias, nadie tiene más control sobre nuestras vidas que nosotros mismos.

Sin embargo, la obra también concibió una curiosa dualidad de reacciones entre sus lectores. Al explorar las distintas impresiones que este libro dejó en quienes lo leyeron, nos topamos con una multitud que consideró que La biblioteca de la medianoche no tenía mérito suficiente como para justificar su estatus de bestseller. La acusaban de ser psicología de tianguis, un libro de autoayuda disfrazado de novela, un “echale ganas” extendido en 336 páginas.

¿Tienen algo de verdad estas acusaciones?

En mi humilde opinión, depende totalmente de tu perspectiva y disposición a aceptar el estímulo de una obra que, a fin de cuentas, sólo quiere verte triunfar.

Después de todo, el cambio está en nosotros.

En 2024, Matt Haig nos ha traído una nueva obra que parece conservar el espíritu de su bestseller.

Titulada La vida imposible, esta novela nos transporta a Ibiza, donde nuestra protagonista, Grace Winters, hereda la casa de una antigua amiga. Ahí, Grace buscará respuestas sobre la vida de su amiga y cómo ésta llegó a su fin, teniendo que reconciliarse con su propio pasado para aceptar una verdad imposible. Esta es una historia sobre la esperanza y el poder de los nuevos comienzos.