Es imposible negar que los humanos tenemos una inexplicable fascinación con lo desconocido. En contra de nuestros instintos más primitivos, las personas adoramos esa sensación de temblores en las manos y sudor frío corriendo por nuestras espaldas que se presenta cuando nos encontramos ante aquello que no podemos explicar (en especial si esto es potencialmente mórbido o peligroso).

La novela La casa al final de Needless Street por Catriona Ward, aprovecha en cada una de sus páginas esta macabra atracción. En un día como cualquiera, la hermana pequeña de Dee desaparece durante una excursión con su familia al lago. Once años más tarde, su búsqueda y desesperación la lleva a Ted, un hombre extraño y solitario, quien podría ser el responsable del crimen que destruyó a su familia.

La casa embrujada

A las afueras del bosque se encuentra la casa en Needless Street, un edificio con tanta personalidad, que en sí misma es un personaje más de la novela. La casa es una ruina, sus ventanas están entabladas, los vidrios rotos, la pintura carcomiéndose y las tejas en su azotea a una leve brisa de caer al suelo y romperse en mil pedazos.

En la casa viven Ted, un hombre con un enigmático pasado, su hija Lauren, a quien Ted resguarda con recelo, y la gata Olivia, quien es una eterna observadora del grisáceo mundo en el que habitan, y cuyo punto de vista en la novela agrega una capa más de misterio.

A lo largo de su historia, la novela nos presenta diferentes perspectivas de los personajes, cada una generando sus propios enigmas como un rompecabezas que tienes que armar a ciegas. Nada es lo que parece dentro de La casa al final de Needless Street. El acto más inocuo puede ser mortal. La personalidad de los personajes puede cambiar de un momento a otro. Arriba es abajo, el día es noche, los perros son gatos y viceversa. Mientras tanto, página tras página, sale a la luz un poco más del secreto escondido entre sus muros.

¿Le temes a la oscuridad?

Con una atmósfera inspirada en los ya clásicos relatos góticos de Henry James con Otra vuelta de tuerca y Mary Shelley con Frankenstein o el moderno Prometeo, la novela te transporta, a través de una descripción eficaz y narradores no-confiables, a un lugar en donde no puedes confiarle nada a tus sentidos.

Este relato no es apto para aquellos quienes no toleren la emoción del descubrimiento y busquen, por otro lado, respuestas inmediatas. Con cada párrafo irás cuestionándote más la realidad, sentirás inquietud de encontrarte en un lugar frío. húmedo y recóndito, donde las sombras se mueven con libertad y el peligro acecha en la periferia de nuestra visión.

Sobre Catriona Ward

Con novelas como La pequeña Eve (premio Shirley Jackson 2019) y Sundial, Catriona Ward ha perfeccionado el arte del thriller psicológico, llenando de oscuridad la vida de sus lectores.

A través de las herramientas ofrecidas al escritor por este género, Ward explora las complejidades de la salud mental y la negrura que resguarda el corazón del ser humano. Sus novelas son casi un estudio sobre los efectos del trauma sobre los individuos, su manera de lidiar con sus experiencias pasadas y la naturaleza de los desórdenes psicológicos, así como los peligros que se conciben al no ser tratados.

Los giros y revelaciones que presenta La casa al final de Needless Street a sus lectores son como ningún otro en el thriller contemporáneo. Utilizando su atmósfera para generar inquietud y un paso lento que paradójicamente logra causar agitación, el libro pone a prueba la fortaleza de sus lectores y su ansia por explicar lo inexplicable.