La maternidad es muy compleja. Puede ser la dicha más grande o la peor de las pesadillas tanto para la madre como para los hijos. A lo largo de la historia de la literatura, se han plasmado diversos arquetipos maternos que van desde la ternura más sublime hasta la crueldad más despiadada.

Estos personajes maternos no solo reflejan la complejidad de las relaciones familiares, sino que también ofrecen una ventana a las diferentes facetas de la experiencia humana. A continuación, te presentamos algunas de las mejores y también de las peores madres de la literatura.

1. Marmee de Mujercitas, Louisa May Alcott

Comenzamos con uno de los personajes más entrañables de la literatura universal. A la señora March sus hijas la llamaban con un apodo muy cariñoso, propio del acento de la región de Nueva Inglaterra, Marmee. Un nombre que durante toda la trama de Mujercitas es sinónimo de ternura, consuelo y apoyo incondicional.

Marmee es la cabeza y la brújula moral de la familia March, intercede por sus hijas, las procura aún en los momentos más duros, todo siempre con calidez y comprensión, virtudes que la convierten en una de las mejores madres de la literatura.

2. Úrsula Iguarán de Cien años de soledad, Gabriel García Márquez

Pero además de ternura, una madre también proporciona fuerza al futuro de su familia. En Cien años de soledad, Gabriel García Márquez nos regala a Úrsula Iguarán, una verdadera matriarca que dirige a la familia Buendía y está en constante preocupación por el presagio de tener un hijo con cola de puerco debido a que se casó con su primo José Arcadio Buendía. Sin embargo, es el sostén y el motor de la familia completa; sigue un rastro de sangre hasta el cuerpo de su hijo asesinado y es la imagen de la madre latinoamericana.

3. Tetis de La Ilíada, Homero

Las madres procuran lo mejor para sus hijos, por lo que muchas veces tratan de guiarlos por el mejor camino. Una profecía decía que el hijo de la nereida Tetis, Aquiles, tendría una vida gloriosa pero corta o larga pero intrascendente. Cuando este acude a la guerra de Troya, sella su destino.

Sin embargo, su madre nunca lo deja solo y en diversos pasajes del poema ella acude en su ayuda. Cuando su amante Patroclo muere en batalla, Aquiles es consolado por su madre quien además le entrega una armadura nueva hecha por Hefestos para combatir.

4. Medea de la tragedia de Eurípides

No siempre los hijos son lo más importante para una madre, a veces también está la venganza. Eurípides retrata en Medea a una madre que nadie quisiera tener. Medea es abandonada por su marido Jasón quien planea casarse con Glauce, hija del rey Creonte. Su deseo de venganza es entonces enorme, inclusive más grande que la seguridad de sus hijos. Medea mata a la princesa y al rey para después asesinar a sus propios hijos, víctimas de la venganza de su madre contra Jasón y su futuro, ellos mismos.

5. Perfecta de Doña Perfecta, Benito Pérez Galdós

Si hay algo peor que tu muerte no le importe a tu madre, es que haga un infierno de tu vida. Perfecta es una mujer extremadamente conservadora y religiosa que hace hasta lo imposible por imponer su propio sentido de moralidad a su hija, Rosario.

Doña Perfecta marcó algunas pautas que establecieron la figura de la madre difícil tan frecuente en la literatura contemporánea. Se piensa incluso que Benito Pérez Galdós evocó a su propia madre autoritaria cuando creó a este personaje tan emblemático.

6. Bernarda de La casa de Bernarda Alba, Federico García Lorca

El único interés de la última madre de esta lista es conservar las apariencias, incluso sobre la felicidad y hasta la vida de sus hijas. La madre de la obra teatral La casa de Bernarda Alba lleva la imposición y la opresión al máximo censurando y castigando cualquier atisbo de rebeldía en sus cinco hijas a quienes encierra en casa y las obliga a llevar un luto de ocho años por la muerte de su segundo esposo, además de imponer la tradición de que la hija menor debe quedarse soltera para cuidar de ella. La dureza de Bernarda que barre con cada una de sus hijas la hace una de las peores madres de la literatura.

Llámese naturaleza humana o “madre solo hay una”, pero la literatura ha explorado por siglos innumerables facetas de la maternidad, tanto su faceta más luminosa como la más oscura. Desde las que son el pilar de la familia hasta aquellas cuyas acciones desgarradoras destruyen todo a su paso, las madres son símbolo del amor, la protección, el sacrificio y, en ocasiones, la tragedia.