Luis de Góngora fue uno de los poetas más representativos del Siglo de Oro junto a Lope de Vega y Francisco de Quevedo. Su estilo literario es distinto al de sus otros dos contemporáneos y se caracteriza por un estilo grandilocuente y críptico.

Acercarse a las obras de este poeta puede parecer, en un primer momento, toda una hazaña, pero aquí te presentamos sus libros del más fácil al más difícil para que vayas entendiendo poco a poco su literatura.

1. Sonetos y romances

A lo largo de su vida, Góngora escribió diferentes tipos de poesía. Casi toda su obra está inscrita en este género y contiene estructuras y complejidades distintas. En su juventud, comenzó escribiendo sonetos sencillos y romances líricos de temas cotidianos.

Góngora ya comenzaba a buscar las características de lo que sería su corriente literaria, el “culteranismo” o “gongorismo”, diferenciado por la búsqueda de la belleza formal, el cultismo, las referencias griegas, la ornamentación y la sintaxis compleja. Sin embargo, todavía no alcanzaba ese nivel de complejidad.

Sus poemas en esta etapa remiten a episodios de su infancia y son fácilmente descifrables, a la vez que bellos y formalmente logrados:

Y en la tardecica,

En nuestra plazuela,

Jugaré yo al toro

Y tú a las muñecas,

Con las dos hermanas,

Juana y Madalena,

Y las dos primillas,

Marica y la tuerta.

Te recomendamos comenzar a leer a Góngora a través de estos versos más sencillos que disfrutarás mucho por su contenido mientras te familiarizas con las estructuras poéticas del Barroco español. Cátedra cuenta con una edición de los Romances anotada y comentada que te aclarará cualquier duda que surja.

2. Teatro

Luis de Góngora sólo escribió tres obras de teatro en su vida. Probablemente inspirado por su afición a las representaciones teatrales, así como por su interés en crear obras destinadas a un público selecto que pudiera entender todas sus referencias y mantener el hilo de los diálogos intercalados.

De acuerdo con la investigadora Laura Dolfi, las obras de Góngora no innovaron en materia temática, pues tratan del honor y el amor, pero sí requieren de un lector atento y esforzado. La acción se presenta de forma fragmentada y los diálogos están llenos de figuras retóricas.

Gracias a que la producción de Góngora en materia de teatro no fue muy amplia, es posible leerlo en Teatro completo de Cátedra. Esta edición está acompañada de la investigación y notas de la ya mencionada Laura Dolfi, permitiendo así que, aunque se requiera de atención aguda al leerlo, las diversas referencias no escapen al lector no especializado.

3. La Fábula de Polifemo y Galatea

Con este poema épico, Góngora termina de consolidar el culteranismo que caracterizó su creación literaria. La Fábula de Polifemo y Galatea es uno de los más grandes referentes poéticos de la historia de la literatura occidental.

Debido a su inspiración griega, su estructura y estilo, leer y comprender la historia más allá de la belleza estética puede ser muy complicado, así que lo mejor es que te aproximes con una idea de cuál es la trama.

Polifemo y Galatea son dos personajes que aparecen en distintas fuentes clásicas. El primero es un gran centauro y la segunda es una ninfa. La principal versión en la que se inspiró Góngora fue en la de Ovidio.

La historia, en general, narra el amor no correspondido que siente Polifemo, un cíclope monstruoso, por Galatea, una nereida enamorada del pastor Acis. Al descubrir el centauro que ella ama a otro hombre, monta en cólera y lo aplasta con una roca.

En las versiones originales, esta anécdota fue narrada de forma superficial, sin profundizar mucho en la psicología de los personajes. Góngora se propuso redondear cada uno de los participantes de la historia, dotándolos de una humanidad que nunca habían poseído.

Su Polifemo es un cíclope feo, pero muy culto, amante del arte, informado sobre el mundo, apasionado por las plantas y por la belleza. Por otro lado, Galatea también es una figura femenina llena de pasiones, atosigada por el sentimiento de nunca ser amada de forma honesta.

Te recomendamos hacerlo una vez que te hayas acercado a los dos textos anteriores y estés más familiarizado con la escritura de Góngora.

4. Las Soledades

Si la Fábula de Polifemo y Galatea termina de constituir el culteranismo, la máxima expresión de este movimiento literario se encuentra en las Soledades. Desde su publicación recibió muchas críticas debido a lo críptico, ornamentado y complejo de su estructura, pero también recibió muchas loas, no sólo en su época, sino hasta la actualidad.

En un principio, Góngora planteó que escribiría cuatro Soledades distintas; sin embargo, sólo logró terminar la primera, dejando la segunda inconclusa. En estos poemas escritos en silva, lo menos importante es la anécdota. Lo que predomina es la supremacía de la forma, así como el desdén a la vida de la corte y alabanza del campo. Aquí hay un ejemplo:

El can ya, vigilante,

convoca despidiendo al caminante,

y la que desviada

luz poca pareció, tanta es vecina,

que yace en/ ella la robusta encina,

mariposa en cenizas desatada.

Estos versos narran al protagonista atraído por los ladridos de un perro que intenta ahuyentarlo y ve una hoguera muy grande con una encina que se deshace en cenizas. La historia es muy sencilla, pero la verdadera belleza radica en el desentrañamiento de la historia, a la vez que en la construcción de la imagen: pensar que las cenizas se comportan como una mariposa.

Leer a Luis de Góngora partiendo de su libro más fácil hasta el más complejo, te ayudará a comprender poco a poco el Barroco español y su estilo.