En la actualidad, tanto jóvenes como niños presentan problemas de atención, hiperactividad y apatía. Algunos estudios comienzan a apuntar al excesivo uso de pantallas (televisión, tablets, celulares) como una de las principales causas. Ante ello, la práctica del mindfulness se presenta como una herramienta para hacer frente a un mundo plagado de sobreestimulación. Y, aunque pudiera parecer complejo involucrar a los pequeños en estas prácticas, la realidad es que mediante el juego es posible conseguirlo.

Aquí te contamos como aplicar el mindfulness en la crianza y lograr todos sus beneficios con nuestros hijos. Además, te recomendaremos libros infantiles y juegos que facilitarán la atención plena de tus pequeños.

Un mundo sobreestimulado

Hoy en día cada vez es más difícil lograr que nuestros hijos, nietos, sobrinos o alumnos mantengan su atención en una sola actividad. Nos hemos acostumbrado a estar rodeados de pantallas todo el tiempo y es fácil que éstas nos ofrezcan un sin fin de estímulos visuales y auditivos en pocos segundos. Basta deslizar el dedo o presionar un botón para encontrar infinidad de contenidos. A veces no sabemos cómo decirle no al celular y nos preguntamos si es posible educar sin pantallas.

Esta sobre carga de estímulos sensoriales afecta a los niños de diversas maneras, desde aumentar sus niveles de irritabilidad y dificultar su sueño, hasta generar problemas de atención y conducta, retrasos en el lenguaje y entorpecer la adquisición de habilidades sociales.

¿Qué es el mindfulness?

El mindfulness, también conocido como atención plena, es una filosofía de vida que ha cobrado relevancia en los últimos años y consiste en mantener nuestra conciencia y atención en el aquí y el ahora.

Aunque las técnicas usadas en el Mindfulness tienen su origen en el budismo y se realizan desde hace más de 2500 años, fue hasta 1979 que comenzó a usarse en el ámbito terapéutico para la reducción del estrés y la ansiedad. Descubriendo a través de diversas investigaciones psicológicas sus aportes tanto en adultos como en niños.

Algunos de sus beneficios son:

  • Aumenta los niveles de calma.
  • Ayuda a relajarnos y regular nuestras emociones.
  • Disminuye el estrés y ayuda a vencer la ansiedad.
  • Mejora la autoestima y aumenta nuestra confianza.
  • Eleva los niveles de bienestar.
  • Incrementa la tolerancia, así como actitudes prosociales.
  • Promueve el autodiálogo compasivo y disminuye la rumiación o los pensamientos negativos.
  • Ayuda a aliviar dolores crónicos.
  • Potencia la cognición y mejorar las funciones cerebrales.
  • Aumenta nuestra conexión con las emociones y nuestro cuerpo.
  • Apreciar más la vida.
  • Sentirnos más conectados.
  • Mejora la calidad del sueño y regula el ciclo circadiano.
  • Aumenta la capacidad de atención.
  • Beneficia al autocontrol.
  • Desarrolla la resiliencia.
  • Mejora nuestra memoria.

Aunque comúnmente se asocia el mindfulness con la meditación, ésta es sólo una de las técnicas dentro de dicha filosofía de vida. El mindfulness busca que centremos nuestra atención en el presente, aceptando nuestras emociones y pensamientos sin juzgarlos.

Se trata de reconocer cómo nos sentimos sin buscar cambiarlo, porque, paradójicamente, sólo así los pensamientos intrusivos y emociones dolorosas logran tranquilizarse y desvanecerse. Al aceptar nuestras sensaciones conectamos nuestra mente con nuestro cuerpo, lo cual nos permite autorregularnos.

A continuación, te damos algunas ideas y ejercicios para implementar la atención plena en tu día a día con tus hijos de tal manera que toda tu familia se vea beneficiada.

1. Ejercicios de respiración consciente

Elige un lugar donde tú y tu pequeño se puedan recostar y coloquen sobre el abdomen sus peluches favoritos, luego, jueguen a elevarlo y moverlo lentamente con el movimiento de su barriga con cada inhalación y exhalación.

Guía su respiración para que sea calmada y tu niño se pueda concentrar en ella mirando el movimiento de su peluche. Pueden elegir todos los días un momento tranquilo para practicar, puede ser al despertar o antes de ir a dormir.

2. Ejercicios de visualización

Comprender nuestras emociones es algo complejo incluso para los adultos, mucho más para los pequeños que a veces aún no logran nombrar o identificar cómo se llama cada sensación. Ante ello, es bueno explicarles a nuestros hijos e hijas que es normal sentirse de la manera en que se sienten y, aunque algunas emociones no nos gustan, todas son válidas y nos comunican algo.

Algunos libros como Dr. Color Monster, Feelings, My fist Brain Quest o Masha y el Oso ¿De qué humor estás hoy?, pueden ayudarnos a guiar a los pequeños a comprender sus sentimientos. De igual forma, es importante que los invitemos a reconocer en qué parte de su cuerpo se aloja esa emoción explicarles cómo se llama y para qué sirve y, si es posible, invitarlos a dibujarla.

3. Detener los pensamientos

¿Quién no ha lidiado con pensamientos desagradables? Todos alguna vez nos hemos puesto a rumiar ideas poco sanas sobre nosotros mismos. Cuando notemos que nuestros pequeños están pasando por una situación similar es necesario explicarles que ante los pensamientos desagradables tienen dos opciones, permanecer anclado a ellos y sentirse hundir o bien, percibirlos, identificar su existencia, reconocer que no son deseados y soltarlos.

En estos casos, los ejercicios de visualización son sumamente útiles, podemos invitarlos a imaginar que esos pensamientos son anclas que ellos eligen soltar, pueden visualizar que las emociones son objetos que meten en frascos rotulados y guardan en un gabinete de sensaciones o bien que los pensamientos son como nubes y con cada exhalación permiten que esas preocupaciones se alejen.

4. Elimina el ruido mental dibujando

Nuestro cerebro crea alrededor de 60.000 pensamientos por día, de los cuales la gran mayoría son involuntarios y muchos de ellos, por desgracia, negativos. Sin embargo, las actividades manuales que requieren cien por ciento de nuestra atención pueden ayudarnos a disminuir todo ese ruido mental.

Actividades como tejer, podar, hacer ejercicio, tocar un instrumento, pintar y colorear nos ayudan a mantener nuestra mente en el aquí y el ahora. Entre todas estas actividades se destaca el colorear mandalas pues la armonía de sus figuras geométricas nos ayuda a relajarnos de manera especial, además es una actividad que tanto grandes como pequeños pueden hacer.

Hay múltiples libros como la colección Arte Antiestrés, Mandalas para pequeños artistas, La Colección Vitrales e incluso Mandalas de nuestros ancestros que traen datos culturales y mensajes positivos.

5. Permite que tus niños se aburran

A veces, en un afán de mantener entretenidos a nuestros hijos y brindarles competencias extra, los inscribimos a infinidad de actividades extraescolares o los llenamos de cursos y actividades creándoles agendas más apretadas que las de un presidente. Sin embargo, el ocio es fundamental para la mente infantil.

Dejarlos sin actividades estructuradas y sin pantallas alrededor les permite a los infantes aburrirse y buscar por sí mismos la manera de entretenerse de manera creativa. Además de brindarle un respiro ante la vida acelerada que llevamos, esto les ayudará a ser más capaces y seguros de sí mismos.

6. Tómense tiempo para apreciar lo cotidiano

¿Cuándo fue la última vez que te detuviste a admirar una telaraña, una gota de rocío o una nube extraña? Hoy vivimos tan ocupados y de forma tan apresurada que nos hemos olvidado de apreciar lo efímero. Sal con tu pequeño a un jardín o parque y aprecien los detalles que la naturaleza nos ofrece. Estos pequeños actos contemplativos propiciarán centrarnos en el presente y enseñarle a nuestro hijo a disfrutar la vida.

7. Inculca la gratitud

Según estudios, vivir en gratitud nos vuelve personas más felices y satisfechas. Para fomentarlo en casa basta con dedicar un momento al día para mencionar aquellas cosas por las que nos sentimos agradecidos.

Al inicio, puede parecer difícil para algunas personas, pero poco a poco la lista de gratitud irá aumentando pues nuestro cerebro se acostumbrará a buscar cosas por las qué estar agradecido.

8. Dediquen un tiempo a disfrutar en familia

Los juegos de mesa en familia como el dominó o los rompecabezas permiten que podamos pasar gratos momentos en armonía mientras creamos lazos fuertes con nuestros hijos. Existen múltiples rompecabezas acordes para cada edad. Éstos, además de desarrollar la motricidad fina de nuestros hijos, mejorar la memoria y desarrollar su capacidad de resolución de problemas, ayudan a que centremos nuestra atención por completo en una sola tarea.

Por lo tanto, entre más ejercitemos esta capacidad más fácil le será a los pequeños concentrarse en el resto de sus actividades tanto escolares como cotidianas.

Así, existen diversas maneras de inculcar la atención plena en nuestros hijos. Con ello no solo lograremos fortalecer sus niveles de concentración, sino que también estaremos forjando niños más pacientes, conscientes de sí mismos y felices.