Todos hemos visto a nuestros hijos agarrarnos la mano antes de entrar a un lugar oscuro o taparse los ojos en medio de una película de miedo. Pero también los hemos observado emocionarse con vampiros y monstruos, e incluso algunas veces pedirnos entrar a la casa del terror. Esta extraña relación de los niños con el terror y los sustos tiene una explicación y aquí te la daremos.

Adrenalina y control

La primera explicación de por qué a los niños les gusta el terror, a pesar de que los asusta, está en la sensación de adrenalina. Ésta genera una reacción corporal muy intensa (pulso acelerado, sudoraciones), acompañada de un sentimiento de felicidad y éxtasis posterior. Es por esto que muchas veces los niños, después de pegar un brinco, se ríen. Este proceso puede volverse adictivo, por lo que es importante no permitir que se sobreestimulen ni que busquen subir la intensidad.

Aunado a la adrenalina, está la sensación de control. Al final, los niños pueden desensibilizarse a cosas que antes los asustaban: los payasos, las alturas, el monstruo que creen que vive debajo de su cama. Cuando logran vencer la ansiedad y dejar de reaccionar instintivamente ante el terror, entonces obtienen una gran satisfacción por saberse en poder de sus propias emociones.

Deseo de conocer lo prohibido

Muchos de los miedos y la relación con el terror de los niños viene de los padres. No es raro que adquieran las mismas fobias que nosotros sin una razón aparente. Pero también puede ocurrir el efecto contrario: el de atracción. Esto ocurre sobre todo para niños más cercanos a la preadolescencia. Debido a su actitud desafiante y deseo por conocer lo misterioso, sentirán más curiosidad si les prohibimos los materiales de terror.

Aunque es importante controlar y supervisar los materiales que nuestros hijos tienen a su alcance, prohibirles acercarse al terror puede resultar contraproducente. Lo mejor es proporcionarles libros o películas adecuados a su edad para que experimenten todo lo que les gusta del miedo, pero siempre desde un lugar seguro. Tres monstruos en el baño es un excelente ejemplo de cómo acercar incluso a los bebés más pequeños a las historias de miedo.

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Monstruos llamativos

Los niños no gustan sólo del terror que los hace sudar y gritar: también les encantan los monstruos, su ropa llamativa y sus historias, aunque no les causen miedo. Esto se debe al gran trabajo que han hecho muchos artistas visuales para crear personajes emblemáticos con los que los niños se divierten y relacionan.

Esto es la mejor opción para que los niños más pequeños puedan relacionarse de forma sana con el miedo, a la vez que superan poco a poco algunas inquietudes que podrían tener, por ejemplo, hacia los zombies, vampiros u hombres lobo.

También pueden encontrar el punto medio entre el terror y la diversión. The Canterville Ghost es un clásico de terror que tiene adaptaciones para niños y que sin duda los hará reír sin parar.

Las historias de terror y fantasmas tienen un gran público entre los adultos y los niños. Las razones por las que a ellos les encantan pueden ser diferentes a las nuestras, pero compartimos el gusto por lo misterioso y por la emoción. Te invitamos a compartir ese placer en familia, siempre tomando en cuenta qué tipo de miedo le gusta a tus hijos y cuáles son los materiales a los que sí puede exponerse.