Eran las 4:50 de la tarde del último domingo en que estaría la FIL Minería, aún faltaban diez minutos para dar inicio a la presentación del libro¿Qué hago? Mis padres están envejeciendo y el salón Manuel Tolsá ya estaba lleno. Al frente, la autora Yolanda Burgos platicaba con la editora Fernanda Álvarez, su prologuista, Juan José Morales y la presentadora Julieta Lujambio, mientras los fotógrafos aprovechaban para buscar los mejores ángulos y el público, por su parte, poco a poco comenzaba a guardar silencio, expectantes.

La presentadora tomó el micrófono, se hizo el silencio y ante la pregunta sobre qué tanto cuidamos día a día todos los aspectos de nuestra vida como la alimentaci��n, el ejercicio, la salud física y mental, sólo dos personas levantan con seguridad su mano, el resto negamos débilmente.

La presentación comienza así, con una serie de preguntas invitando a la reflexión sobre cómo enfrentamos el envejecimiento de nuestros padres y el propio y qué hacemos para cuidar de la salud de los más grandes y al mismo tiempo de las nuevas generaciones.

Una sociedad intergeneracional

Hoy en día, gracias al aumento de la esperanza de vida, varias generaciones pueden llegar a convivir en una misma casa, lo cual resulta un gran privilegio, pero también, conlleva diversos retos y responsabilidades.

Nuestros padres cuidaron de nosotros y de nuestros hijos y, sin darnos cuenta, llega un punto en que los nietos e hijos debemos enfrentar el proceso inverso. Ahora quienes nos cuidaron son los nuevos niños de la casa, niños envejecidos. ¿Qué hacer en estos casos?

Cuando esto ocurre, surgen decenas de preguntas y justo por ello es por lo que la autora Yolanda Burgos, psicoterapeuta experta en gerontología, decidió escribir este libro. Para acompañar a las familias en el proceso del envejecimiento de nuestros seres amados, una situación que, a pesar de ser parte de la vida, muy pocas veces se habla de forma abierta cuando debería ser un aspecto a abordar desde que somos jóvenes.

Julieta Lujambio, presentadora del libro, aseguró que ésta es una obra que da muchísimas herramientas por lo que hay que leerlo y releerlo en momentos clave de la vida para transitar de manera amorosa el proceso de la vejez. En sí, ¿Qué hago? Mis padres están envejeciendo es una verdadera “escuela para hijos” cuyo objetivo es sensibilizarnos a las necesidades reales de nuestros padres.

Así mismo apuntó que, aunque a veces se vuelca la atención sobre el adulto mayor, es necesario no dejar de lado al cuidador, por ello el libro da pautas personales de autocuidado para atender a nuestros padres sin quemarnos a nosotros mismos.

De esta manera, al hacernos cargo de nuestros padres, no sólo lograremos prever posibles herencias de hábitos poco saludables y enfermedades neurodegenerativas, sino que también daremos buen ejemplo a nuestros hijos creando redes de apoyo en la familia.

La década del envejecimiento saludable

En muchas ocasiones solemos ver la vejez como una enfermedad cuando no es así, la vejez, es un proceso natural y depende de cómo lo vivimos. Por fortuna cada vez son más las personas que se preocupan por abordar esta etapa de la vida desde la dignidad humana, construyendo una sociedad más amable para los mayores. Este fue uno de los puntos fundamentales que señaló el prologuista y también gerontólogo Juan José Morales.

Durante su participación, el gerontólogo celebró que en la actualidad la sociedad busca apreciar a las generaciones más longevas observándolas desde la empatía e intentando prestar atención a la sabiduría de sus experiencias. Esta actitud logra crear puentes intergeneracionales de tal manera que los nietos tienen la oportunidad de aprender de los abuelos y los abuelos de los nietos viéndose beneficiados ambos.

Por ello, aseguró el doctor Juan José Morales, es un libro que logrará facilitar el camino a las nuevas generaciones, pues, entre sus páginas, la autora no asume cosas, sino que ayuda a desmitificar aspectos que pueden llegar a entorpecer nuestra percepción y nuestro actuar con los adultos mayores.

Un libro que reúne saberes y experiencias

Así, su autora, tras años de experiencia reúne entre las páginas de esta valiosa guía las inquietudes y dudas más frecuentes que surgen cuando debemos enfrentar la vejez de nuestros padres y abuelos, dudas que a ella le han planteado en repetidas ocasiones las familias que la consultan como gerontóloga, tales como ¿cuándo podemos considerar que nuestros padres han llegado a la vejez? ¿Es el envejecimiento una crisis, cómo son sus efectos físicos y mentales? ¿Cómo debemos hablar con nuestros padres sobre situaciones delicadas? ¿Es conveniente que ellos vengan a vivir a nuestra casa o viceversa? ¿Estarían mejor en una residencia con personas de su edad? ¿Qué hacer cuando nuestros hermanos no nos ayudan dejándonos toda la carga? Entre muchas otras inquietudes más.

Sin embargo, el libro no sólo resuelve dudas y matiza o desmiente mitos, sino que además está lleno de pautas e información de suma valía para que podamos hacer frente a las dificultades, para ello nos enseña las principales estrategias para afrontar problemas. También nos habla de los roles que suelen crearse en la dinámica familiar y cómo podemos establecer una comunicación más armoniosa, cuál es la mejor manera de abordar temas sensibles y, sobre todo, cómo proteger nuestro vínculo con nuestros padres.

Un cierre lleno de emociones y anécdotas

Finalmente, para concluir la presentación, la autora tomó el micrófono explicando cómo su experiencia personal la había llevado a escribir¿Qué hago? Mis padres están envejeciendo. Señaló que deseaba que el libro fuese una invitación para los más jóvenes, para que seamos tolerantes y empáticos con nuestros padres y con amor y paciencia les regresemos todos los cuidados que ellos nos brindaron cuando fuimos niños. Y para los padres y adultos mayores, para que sean conscientes de que a veces se necesita de ayuda y que no deben de aislarse ni dejarse aislar.

Tras su intervención, algunos asistentes se apresuraron a levantar la mano para contar sus experiencias y expresar su agradecimiento. Las historias sobre cuidadores quemados por la sobrecarga física y emocional provocaban una presión en el pecho y al mismo tiempo despertaban la empatía y el recuerdo de experiencias propias llevando a que más y más manos quisieran compartir su historia, algunos admitieron que desearían haber encontrado el libro antes, varios asentimos con la cabeza.

La autora, escuchó las participaciones e insistió en que, así como nuestros padres nos cuidaron hasta aprender a dejarnos ir; como hijos es necesario que aprendamos a regresarles ese cuidado manteniendo el respeto a su dignidad y autonomía.

Aunque el envejecimiento es una etapa del desarrollo, en muchas ocasiones se le ve más como una enfermedad y la mayoría de las veces ni siquiera se habla de forma abierta sobre esta fase tan relevante. Por ello, es una fortuna que existan guías y herramientas como la que nos presenta la psicoterapeuta Yolanda Burgos para, desde la dignidad, el respeto y el amor, orientarnos a hijos y nietos sobre qué podemos hacer cuando nuestros padres y abuelos comienzan a envejecer.