Yukio Mishima es un autor fundamental para Japón. Marcó a una generación completa, defendió una postura radical tanto en su vida como en sus obras y el día de hoy sigue siendo referente para los estudiosos de la literatura y la cultura japonesas.

Sus obras tratan de temas polémicos, como la maldad del ser humano, la discriminación, la sexualidad, el suicidio y la guerra. Conocer su vida y creaciones es una excelente forma de adentrarse en la otra cara de la modernidad de Japón, además de ahondar en una perspectiva drástica que congregó varios elementos tradicionales y contradictorios de Japón.

La juventud de un noble

Yukio Mishima, cuyo nombre real era Kimitake Hiroaka, nació en Tokio el 14 de enero de 1925. Su padre era secretario de Pesca del Ministerio de Agricultura, pero fue criado durante los primeros doce años por su abuela, quien siempre se codeó con la clase aristócrata de Japón y daba una gran importancia a la historia de los samuráis. Por esta razón, Mishima se codeó todo el tiempo con la nobleza y estudió en sus colegios especiales.

La carrera literaria de Mishima empezó a muy temprana edad. Durante su crianza, su abuela hizo mucho hincapié en las artes literarias y visuales japonesas, por las que Mishima desarrolló mucho gusto. Gracias a esta relación tan cercana con el arte, su primer cuento lo escribió a los 16 años y a partir de ese momento no dejó de crear. Su padre le impidió siempre dedicarse a ser escritor, pero su mamá y su abuela lo apoyaron incansablemente.

Sin embargo, había algo que lo llenaba de la misma forma que la literatura: el nacionalismo. Durante la Segunda Guerra Mundial intentó ingresar al ejército para volverse un kamikaze, pero debido a un resfriado le diagnosticaron erróneamente tuberculosis y le negaron ser parte de las filas. Debido a esto, Mishima vivió siempre con la gran culpa de haber sobrevivido la guerra.

Este gran arrepentimiento lo impulsó a cultivar su escritura, cuerpo e intelecto a niveles extremos. Aprendió artes marciales y pasó de ser un joven delgado y débil que tenía prohibido salir a jugar, a un hombre fornido, hábil y de posturas políticas radicales.

Si te gustaría conocer de su propia mano cómo fue su infancia y juventud, debes leer Confesiones de una máscara, considerada una obra autobiográfica en la que profundizó sobre este sentimiento de inferioridad por su condición física y también en la homosexualidad contra la que siempre lucho. La novela fue publicada en 1949 y lo catapultó a la fama nacional.

Nacionalismo de derecha

El 3 de mayo de 1947 entró en vigor la Constitución de Japón de 1947, producto de la derrota en la Segunda Guerra Mundial y de su sometimiento a Estados Unidos. De hecho, es la constitución que sigue rigiendo al país hasta hoy. Entre sus artículos, lo más controversiales fueron el de despojar al emperador de todo poder ejecutivo y crear una democracia; a partir de ese momento sólo ha desempeñado un papel simbólico. El otro punto que ha causado mucho revuelo es el de la paz voluntaria, con la que renunciaron a realizar acciones ofensivas militares y limitar su fuerza bélica a la autodefensa.

Yukio Mishima demostró, desde el primer momento, su gran inconformidad ante la invasión norteamericana y el fin definitivo de la clase guerrera en Japón. En 1967, fundó la Tatenokai, una milicia privada cuyo objetivo era defender los valores tradicionales japoneses, servir al emperador y restaurar su poder y estatus divino preguerra. Sus valores se basaban completamente en los códigos de conducta samurái. Se entrenaron dentro de las fuerzas de autodefensa japonesas y siempre se manejaron en los límites de la legalidad. La ética del samurái en el Japón moderno es un estudio escrito por él en donde plasmó todos sus pensamientos acerca de este grupo y enalteció su presencia en la cosmovisión de todos los japoneses.

Mientras Mishima realizaba estrategias de combate y organizaba a trescientas personas para la guerrilla, escribió varias de sus novelas más famosas. En sus creaciones congenian de forma armoniosa y bella temas escabrosos y escandalosos para su sociedad, y las técnicas literarias tradicionales japonesas en donde se admira profundamente la naturaleza y la belleza del instante. Su manejo de la lengua creó imágenes poéticas mientras describía escenas suicidas, sexuales y sangrientas. Toda su creación está atravesada por la crítica a la occidentalización de Japón, algunas veces de forma abierta y clara, y otras de manera velada. El rumor del oleaje es el mejor ejemplo de esta última postura. En una isla, donde la modernización no ha llegado, dos personajes viven una historia de amor en medio de la naturaleza, donde lo único que pueden escuchar es el ruido suave del mar en la costa.

Muerte ritual

Yukio Mishima escribió, durante sus últimos años de vida, El mar de la fertilidad, una tetralogía de novelas compuesta por Nieve de primavera, Caballos desbocados, El templo del alba y La corrupción de un ángel. Estas cuatro obras son consideradas el culmen de la literatura japonesa del siglo XX. Mishima entregó el borrador de su último texto la mañana del 25 de noviembre de 1970, el mismo día que se hizo seppuku, el suicidio ritual de Japón.

La Tatenokai tomó las instalaciones de una base militar en Tokio, secuestró al comandante e intentó iniciar una revuelta. Frente a todos los soldados dio un discurso anti Estados Unidos donde los invitaba a retomar el país y restaurar el gobierno del emperador, pero el público reaccionó con abucheos. Ante esto, Mishima entró a las instalaciones, se arrodilló y se realizó el seppuku, asistido por Hiroyasu Koga.

Este evento levantó opiniones encontradas en el pueblo japonés y no dejó a nadie pasivo. Por un lado, se creyó que fue la culminación lógica de un escritor que siempre mostró sus posturas políticas radicales de forma clara en sus acciones y libros; otros consideraron que fue el desenlace de alguien desequilibrado; y algunos más aseguraron que fue la única forma en la que de verdad mostró que sus convicciones eran verdaderas. Tal vez también materializó lo que alguna vez escribió: “Las personas bellas deben morir jóvenes, y todos los demás deben vivir todo el tiempo posible”.

Yukio Mishima vino a revolucionar el mundo de las letras y la sociedad japonesa. Es un autor que refleja la contracultura y la rebelión ante la transformación de las tradiciones. Sus posturas pueden parecer radicales, pero él mismo encarna contrariedades incompatibles: el enaltecimiento de la tradición japonesa frente a su modernidad literaria al tratar temas tabú, la imagen del macho japonés por excelencia contra su homosexualidad, el amor por la vida y su belleza aunado a la fascinación por la muerte.