El contexto en el que vivimos muchas veces ocasiona la necesidad de sobreproteger a los niños: existe una urgencia inminente de alejarlos de todas las problemáticas y violencia de la sociedad. Sin embargo, esta medida de protección puede llegar a empapar también a las manifestaciones artísticas, como la música, los cuentos, el cine. Cada vez se busca más que no haya ni un elemento de violencia o desgracia en los estímulos que reciben los hijos, pero, ¿cuál es el límite de a qué pueden exponerse o no? Nos encontramos en un punto en que es necesario defender los libros de cuentos de la censura a la que están siendo sometidos.

¿Quiénes censuran?

En la actualidad, en las sociedades democráticas, es muy difícil darse cuenta de cuándo se está censurando una manifestación artística. En la imaginación, la palabra “censura” forzosamente viene acompañada de quemas de libros, persecución de artistas e imágenes aterradoras de un pasado mucho más conservador. Sin embargo, la problemática de la censura actual es que no es tan evidente reconocer cuándo se está criticando objetivamente un texto y cuándo la crítica proviene de nuestros propios temores infundados. Es imposible, e inútil, señalar con el dedo a los responsables de que ciertas obras estén censuradas.La dinámica de reprobación tiene que ver tanto con todo un sistema pol��tico, religioso y moral, como con un conjunto de creencias y valores individuales.De acuerdo con Juana Ruiz Arriaza, las escuelas, instituciones e incluso sujetos están regidos por un aparato estatal que dicta cuáles temas seleccionamos para que los niños puedan conocer. Esto hace que resulte muy complicado reconocer quién realmente está ejerciendo la censura.

¿Qué se censura?

Lamentablemente, tampoco es fácil clasificar qué textos se censuran y cuáles no, pues las nociones de “bueno” y “malo” son variables dentro de cada sociedad como para poder hacer una lista clara de lo que se está prohibiendo. Sin embargo, la Asociación Americana de Bibliotecas dictaminó que a finales de la década pasada los textos que más se censuraron fueron aquellos escritos por las minorías, o que trataban de ellas. Esto se debe a que estos grupos son los más aislados y violentados por la sociedad, y, ya que la literatura es un reflejo de nuestro contexto, en sus textos retratan las crueldades de las que han sido víctimas. Lo que sí queda claro es que la mayor parte de los libros censurados contiene escenas de violencia o trata de temáticas que se considera que los niños no deben conocer. Para Sofía García-Bullé, sí existen contenidos que no son apropiados para niños en ciertas edades, pero tener conciencia de que se les debe acercar a esas temáticas más complicadas de forma escalonada de acuerdo con su desarrollo, dista mucho de simplemente prohibir y eliminar el acceso a esos materiales sin tomar en cuenta la edad de los niños.

¿Cómo evitar la censura?

Ya que la censura es algo que ahora se lleva a cabo sobre todo a nivel individual, la mejor forma de evitar eliminar libros de la vida de los hijos es reflexionar realmente sobre cuáles son los elementos que causan que sean reprobados. ¿Eso que perturba es un tema que un niño de cierta edad no está listo para conocer? ¿O simplemente son las propias creencias subjetivas las que atemorizan? ¿Genuinamente el niño todavía no tiene las herramientas para digerir esta información? ¿O se le está privando de conocer la realidad en la que se desenvuelve? Aunque la censura de los cuentos que pueden leer los hijos viene de la necesidad de protegerlos y de mantenerlos alejados de problemáticas de la sociedad que muchas veces ni siquiera los adultos pueden afrontar, prohibir que lean sobre estos temas es una medida estéril. En algún punto de su vida tendrán que afrontarlos y lo mejor que se puede hacer por ellos es preparando poco a poco para que, cuando choquen con un aspecto negativo de la realidad, ya hayan tenido la oportunidad de dialogar con ellos mismos, con los libros y con los adultos que los rodean sobre cómo salir avantes de esas partes del ser humano que son dolorosas, pero no por ello reprobables.