Cuando una mujer se empodera y decide hablar de autoaceptación o feminismo, la valentía no radica únicamente en alzar la voz, sino en transformar ese gesto en una herramienta para vivir mejor. Lo verdaderamente importante es aprender a quererse, habitar el propio cuerpo con libertad, espontaneidad y sin depender del juicio ajeno. No se trata solo de coraje: este texto funciona como un diario —no secreto— que revela lo que significa sentirse mujer y traza un camino posible hacia la autoaceptación en la sociedad contemporánea.