Franz Kafka es uno de los autores más importantes en la historia de la literatura. Su valor es tan grande que, de su nombre, se han formado nuevas palabras en el español. Éste es el caso de la palabra kafkiano, aquí te explicamos qué significa y por qué se utiliza.

¿Qué es lo kafkiano?

Esta palabra está recogida en los diccionarios a partir de 2001, lo cual implica que ya llevaba algunas décadas usándose. Según El pequeño Larousse ilustrado, la palabra kafkiano significa: “una situación inquietante por su absurdidad o carencia de lógica, que recuerda a la atmósfera de las novelas de Kafka”.

Una situación kafkiana es aquella en la que pasa algo ilógico, casi surreal, que debe tener un componente escalofriante.

Sin embargo, este adjetivo va más allá de eso. Imagina que un día despiertas y eres un insecto. Lo que te preocupa no es ni cómo fue que sucedió eso, ni cómo vas a regresar a tu estado anterior, ni qué va a ser ahora de tu vida. Lo que te angustia realmente es que llegarás tarde a la oficina. Absurdo, ¿no? Pues justamente eso es lo que le pasa al protagonista de La metamorfosis, novela de Franz Kafka.

Por otra parte, de acuerdo con el profesor Alejandro Gamero, comúnmente se cree que cualquier elemento ridículo de la burocracia puede ser calificado de kafkiano. Pero realmente lo que es denominado como tal es la reacción absurda y desubicada que tienen los sujetos frente a ese acontecimiento, tal y como el insecto de La metamorfosis.

Así pues, el término kafkiano se utiliza para calificar aquellas reacciones incongruentes que tienen las personas frente a la represión ejercida por el sistema burocrático deficiente. Estas reacciones son producto de la violencia de las figuras de autoridad en los individuos, quienes siempre deben encajar con sus modelos. La aceptación y angustia por ser legitimados por un sistema ilógico, es lo perturbador.

¿Quién fue Franz Kafka?

Franz Kafka nació en Praga a finales del siglo XIX. Creció en el seno de una familia judía y, debido a que la tuberculosis lo afectó a una edad temprana, siempre se dedicó a trabajos administrativos.

La vivencia en carne propia de la aburrida y extraña vida de oficinista en la burocracia austriaca, así como la relación complicada con su padre, lo llevarían a tratar en sus creaciones diversos temas relacionados con lo absurdo de la autoridad y sus mecanismos.

En vida publicó varias decenas de cuentos y sus famosos libros La condena y La metamorfosis. A pesar de que su último deseo antes de morir fue que se destruyeran todos sus escritos. Afortunadamente esta petición no se llevó a cabo y puedes leer sus obras póstumas, como El proceso, El castillo, cientos de sus cartas, además de Carta al padre, obra fundamental para comprender la cosmovisión plasmada en su literatura.

Aunque su vida fue corta, sus creaciones influyeron, y lo siguen haciendo, a grandes plumas, como el caso de Albert Camus, Simone de Beauvoir y Jean-Paul Sartre. Estos escritores son algunos de los mayores representantes del existencialismo, corriente filosófica fundamental para entender qué significa “kafkiano”.

Kafka y el Existencialismo

Se considera que Søren Kierkegaard es la base para el surgimiento del existencialismo. Sin embargo, el primero en hablar de esta corriente filosófica fue Jean-Paul Sartre, muchas décadas después de la muerte de Kierkegaard. El contexto, tanto de Sartre como de Kafka, fue la primera mitad del siglo XX, es decir, durante las guerras mundiales.

El ambiente era de desilusión y pesimismo frente a los valores tradicionales que llevaron al mundo a morir en una guerra. La sociedad comenzó a preguntarse si todos sus esfuerzos en realidad servían para algo. Por lo tanto, se empezó a considerar que las costumbres y normas sociales no eran valiosas, pues lo único sobre lo que se podía ejercer cierto control era sobre uno mismo.

Sin embargo, considerando que Kafka murió poco después de que empezara la Segunda Guerra Mundial, ¿realmente se le podría considerar un autor existencialista? Sí y no. En su ensayo “Existencialismo y Kafka”, Salvador de Brocà ofrece una respuesta satisfactoria a esta interrogante.

De acuerdo con él, es importante no confundir una actitud existencialista con un pensamiento existencialista o con una temática existencialista en la literatura. La primera puede ser llevada a cabo por cualquier persona, sin importar si es un intelectual; la segunda corresponde al mundo de la filosofía, y en la tercera se insertan autores como Fiódor Dostoyevski, que ni siquiera vivió en el mismo siglo que los filósofos existencialistas, y Franz Kafka, que jamás se denominó como tal.

Esto significa que Kafka no fue parte de la corriente filosófica, pero sí planteó en sus obras las temáticas que terminaron por culminar en un pensamiento intelectual. Sus escritos están caracterizados por presentar a un protagonista que debe ser legitimado por el sistema o sufrirá las abominables consecuencias de no pertenecer.

Los personajes nunca son legitimados por la autoridad porque viven en el absurdo de la sociedad de principios del siglo XX, una que culpabilizaba a todo aquel que se pronunciaba en contra de ella.

Las obras de Kafka son un reflejo de una sociedad que hoy en día sigue existiendo. Sus libros, las oficinas y las vidas están llenas de elementos kafkianos que sólo pueden ser descritos con esa palabra.